david pérez
  • Conversar como acto de rebelión

    Creí que conversar era una forma de defender mis ideas hasta que el otro cediera sin importar que el otro fuera mi profesor.
  • Nombrar el daño

    Pero la ética no se practica sólo en lo privado y en silencio, aquí la mano derecha tiene que hacer saber a la mano izquierda el daño que está generando.
  • Vulnerabilidad corporal

    El desafío aquí es pasar de creer que el cuerpo debe adaptarse para no molestar a entender que dejarme ver —con todo lo que soy— ya es una forma de disidencia ética.
  • Samara y las ganas de vivir

    En lugar de permitir el duelo, el enojo o la angustia como respuestas legítimas a la injusticia, se medicaliza, se calla, se reemplaza por sonrisas vacías.
  • El cansancio de obedecer

    La cultura del “tú puedes todo” ha desplazado a la crítica sobre la autoexplotación. Pensar, en este contexto, es una forma de desobediencia.
  • El arte de incomodar

    Me fui a casa con esa sensación pegajosa de haber fallado, a veces me confundo entre la capa de superhéroe y la capa de la culpa. No solo por lo dicho, sino por lo no dicho.
  • Enemigos en la mesa

    La polarización no se desactiva con discursos abstractos. Pero tal vez, sí, con platos compartidos.
  • Caer del pedestal

    Elevamos a personas como Malala, Greta Thunberg, y otras figuras públicas, madres, docentes, líderes sociales… y luego nos desilusionamos si no encarnan la virtud 24/7.
  • Mira a los ojos

    Hubo una época en que yo era indiferente. Asistí a espectáculos donde la violencia hacia los animales se celebraba como parte del folclore.