2026: estabilidad bajo presión

Ciudad de México /

¿Qué nos espera para 2026? La economía global entra a una fase de ajuste: menos crecimiento, más fricción y menor tolerancia al error. El Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa una desaceleración ordenada, inflación que cede lentamente y un comercio internacional cada vez más condicionado por tensiones geopolíticas, proteccionismo selectivo y eventos climáticos.

Estados Unidos seguirá siendo el principal referente. Llegará a 2026 con crecimiento moderado, presiones inflacionarias aún presentes y una posición fiscal más vulnerable. El ciclo de baja de tasas por parte de la Reserva Federal será gradual y dependerá más de los datos que de los deseos del mercado. Para nuestro país esto importa por una razón: define el costo del financiamiento, el apetito por riesgo y el flujo de inversión.

México enfrentará un crecimiento modesto, pero estable, en un rango cercano a 1.1 a 1.5 por ciento. La inflación muestra señales de convergencia, lo que abre espacio para una política monetaria menos restrictiva, aunque Banxico seguirá privilegiando la prudencia. El principal desafío será mantener el orden que hasta ahora hemos visto en las finanzas públicas, seguir reduciendo el déficit e incrementar el ritmo de la inversión en un entorno donde el costo del capital seguirá siendo relevante.

El punto de quiebre, como hemos dicho antes, será la revisión del T-MEC en un entorno de crecientes tensiones en la relación entre Estados Unidos y China. La postura reciente de México, con medidas arancelarias a importaciones fuera del tratado, anticipa una estrategia más activa para proteger y profundizar su integración regional.

A esto se suman factores coyunturales, como el favorable impacto económico del Mundial de 2026, junto con focos de tensión persistentes: bajo crecimiento en Europa, conflictos geopolíticos, políticas migratorias más restrictivas y una competencia global cada vez más intensa por talento, productividad y eficiencia. La digitalización y la inteligencia artificial aceleran estas dinámicas.

En conjunto, México llega a 2026 con una base macroeconómica más sólida que en otros episodios de volatilidad global. Pero el margen de maniobra será estrecho. Si se mantiene la disciplina y la claridad estratégica, ese entorno puede convertirse en un punto de apoyo para una mayor inversión, productividad y crecimiento.

Alfa positivo. En otro tema, hoy cerramos este tan volátil 2025. Muchas gracias a quienes siguen este espacio semana con semana, y todos los mejores deseos para un muy próspero 2026. ¡Feliz año nuevo!


  • David Razú
  • Economista dedicado a temas de finanzas, inversiones y previsión social. Director General de Afore XXI Banorte.
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