La decisión de Banxico

Ciudad de México /

El pasado jueves, el Banco de México (Banxico) anunció un recorte de 25 puntos base (pb) en su tasa de referencia, pasando de 11.0 a 10.75 por ciento. La decisión, si bien era ya esperada por alrededor de la mitad de los analistas previamente encuestados, despertó sorpresa y algunos cuestionamientos por parte del resto. El más relevante, quizás, ha sido la aparente contradicción entre el recorte de la tasa, por un lado, y el incremento en el pronóstico del Banco sobre la inflación general para el último trimestre de 2024, de 4.0 a 4.4 por ciento, por el otro.

Para hacer un juicio serio de la decisión será necesario esperar al 22 de agosto, cuando se publiquen las minutas correspondientes. Mientras tanto, es posible adelantar una opinión a partir del comunicado de Banxico y de las declaraciones que la gobernadora Victoria Rodríguez otorgó a algunos medios de comunicación.

El principal argumento para el recorte fue que el mismo se basó en la tendencia de la inflación subyacente, es decir, la que excluye los productos con mayor volatilidad de precios (principalmente agropecuarios y energéticos), mismos que pueden variar por factores inesperados no necesariamente asociados con decisiones de oferta y demanda de productos y servicios basadas en el costo del dinero.

La inflación subyacente, en efecto sumó, en julio de 2024, dieciocho meses consecutivos de reducciones, al ubicarse en 4.05 por ciento, muy abajo del 5.57 por ciento de la general. Adicionalmente, Banxico considera que el crecimiento de la inflación no subyacente es transitorio y que, hacia el segundo semestre de 2025, ésta se encontrará en el mismo nivel que la subyacente. En otras palabras, de acuerdo con su análisis y proyecciones, la reducción de tasa fue adecuada porque ambas medidas convergerán al objetivo de mediano plazo de inflación general al cierre del próximo año.

A unos días del recorte, los datos no han contrariado el juicio de Banxico: el ocho de agosto el tipo de cambio bajó desde 19.38 hasta 18.86 pesos por dólar; este lunes, por factores externos, rebotó hasta alcanzar 19.10, pero el martes regresaba gradualmente a 18.99. Por su parte, la tasa del bono mexicano de 10 años presentó una ligera disminución de 11 puntos base (pb) al día siguiente de la decisión, para bajar otro pb el lunes, ubicándose en 9.42 por ciento. Es desde luego muy temprano para evaluar. Habrá que ver la evolución en días y meses siguientes.

Es importante, sin embargo, tomar en cuenta que vivimos tiempos de alta volatilidad en mercados globales y ésta difícilmente aminorará en los próximos meses. Ahí está el ejemplo de la costosa tormenta de la semana pasada como resultado de la decisión del Banco de Japón de incrementar su tasa de interés. Ante ello, el reto de Banxico para mantener la estabilidad en precios no es solo técnico sino comunicacional, pues en la arena financiera la percepción de los mercados sobre lo adecuado de una decisión de política monetaria fácilmente se convierte en una fuente de profecías autocumplidas.

Alfa positivo. La presente entrega es la número 52, y quiero aprovecharla para agradecer tanto a quienes leen y comentan este espacio, como a Milenio Diario por este primer año de Punto de Equilibrio.


  • David Razú
  • Economista dedicado a temas de finanzas, inversiones y previsión social. Director General de Afore XXI Banorte.
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