Turbulencias geopolíticas

Ciudad de México /

La economía mundial se encuentra, como quizás nunca antes, sostenida en transacciones internacionales de las cuales depende la estabilidad global. Un fenómeno geopolítico en una sola región puede implicar importantes disturbios en muchas otras o incluso en el mundo entero, como fue, por citar un caso reciente, el conflicto Rusia-Ucrania, que en mucho abonó a la superinflación de 2022.

Hoy se presenta un conjunto de fenómenos en distintas partes del mundo que, en caso de caer en sus peores escenarios, podrían detonar una situación financiera muy poco favorable. En primer lugar, el conflicto Rusia-Ucrania sigue sin dar visos claros de solución. Si bien los mercados tienen ya descontada la situación presente, existe la posibilidad de que escale. En particular, las necesidades de financiamiento del aparato militar ucraniano por parte de las potencias del G7 han incrementado la tentación de éstas para confiscar los alrededor de 300 mil millones de dólares rusos que mantienen congelados en sus países desde el comienzo del conflicto.

Una acción como esta no tendría precedente y podría desencadenar reacciones muy nocivas. En particular, según un reciente reporte de Bloomberg, existe una velada amenaza de Arabia Saudita de que, en caso de que una acción como esa tuviera lugar, el país árabe podría vender las posiciones de deuda europea que hoy mantiene. Una venta como esa representaría una importante presión a las tasas de interés y niveles de inflación del viejo continente.

Por otro lado, el conflicto en Asia Occidental, donde Israel continúa con una campaña que la Corte Internacional de Justicia ha juzgado plausiblemente genocida contra la Franja de Gaza, se acerca peligrosamente a una situación de escalamiento con el Líbano. De manera creciente, oficiales israelíes amenazan con una guerra contra Líbano ante los ataques que, en apoyo de Gaza, han sido lanzados en su contra desde el sur de ese país. Además de incrementar la ya de por sí indefendible pérdida de vidas inocentes, un escalamiento podría generar involucramiento directo de diversos países de la región, como Irán, así como de EU. Al ser una región productora de petróleo, esto conllevaría un incremento en precios de energéticos y, nuevamente, inflación.

En el frente occidental las cosas no pintan necesariamente mejor. En Reino Unido, el Partido Laborista (PL) británico puso fin a una racha de 14 años de gobiernos conservadores; sin embargo, su nuevo primer ministro, Keir Starmer, no parece estar planteando ningún giro mayor para una economía que crecerá menos de 1 por ciento en 2024. En Francia, por su parte, las recientes elecciones legislativas dieron la victoria al Nuevo Frente Popular (NFP), coalición de izquierdas que sí tiene un plan de reforma. Esto, en un primer momento, tranquilizó a los mercados que temían un triunfo de la ultraderecha; sin embargo, el NFP no tiene mayoría absoluta y no es claro aún cómo cogobernará con el centrismo del presidente Macron, que obtuvo el segundo lugar. Esto podría generar una situación de parálisis o incluso ingobernabilidad que sin duda tendría desfavorables consecuencias económicas.

Finalmente, cerca de casa, en EU, la incertidumbre respecto al próximo ocupante de la Casa Blanca se mantiene. Si bien hoy el republicano Trump es favorito en las encuestas, todavía hay mucho por definir, sobre todo porque hay dudas sobre la salud del presidente Biden. Lo que es un hecho es que independientemente de quien gane, es plausible esperar un endurecimiento, tanto de las medidas comerciales en contra de China, como de la inmigración. Ambas políticas pueden resultar, también, inflacionarios.

México, por su parte, se encuentra hoy en una situación sólida en términos de su mercado laboral, consumo interno, flujos de inversión y principales indicadores macroeconómicos. Tocará a nuestro país, sin embargo, navegar turbulencias geopolíticas donde la principal apuesta estará en impulsar inversión en infraestructura, incrementar la productividad, profundizar el mercado financiero y catalizar el fenómeno de relocalización como mecanismos para asegurarnos crecimiento en mitad de ello.

Alfa positivo. La Secretaría de Economía informó el 8 de julio que, durante el primer semestre, el sector privado realizó 143 anuncios públicos con expectativas de inversión extranjera por 45 mil 464 millones de dólares y de generación de 62 mil 940 nuevos empleos. Esta sola cifra es superior a lo observado durante todo 2023.


  • David Razú
  • Economista dedicado a temas de finanzas, inversiones y previsión social. Director General de Afore XXI Banorte.
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