Que la mayoría de los diputados y senadores que respondieron al llamado de Pablo Lemus a Casa de Gobierno “por bien de Jalisco”, son del partido de Claudia Sheinbaum. Se trata de 27 legisladores de Morena, 15 de MC, 11 del PAN, 5 del PT, 3 de Hagamos, 3 del PRI, 3 del Verde, 2 de Futuro y 1 sin partido. Hasta el senador morenista Carlos Lomelí estuvo codo a codo con el mandatario en la reunión a puerta cerrada, pero sus compañeros del instituto guinda que se negaron al encuentro son: Brenda Guadalupe Carrera, Norma López Ramírez, Candelaria Ochoa, Beatriz Carranza Gómez y Bruno Blancas Mercado. También estuvieron ausentes el petista José Luis Sánchez González y los panistas César Octavio Madrigal, Paola Milagros Espinosa y Alonso de Jesús Vázquez; así como la futurista Mariana Casillas Guerrero. Ellas y ellos no coincidieron en el amor por Jalisco y México.
Que la industria privada del espectáculo tendrá que reflexionar sobre los shows que trae a Jalisco en medio de la declaración de guerra que hace el gobierno de Pablo Lemus a los narcocorridos en los escenarios. Resulta que en medio de la estrategia oficial y la instrucción del mandatario de ordenar la cancelación de eventos a cargo de su administración de todos los grupos que hagan apología del delito, este viernes se presenta en la explanada del Akron, Alfredo Rivas, ídolo de las juventudes, que retó a la Fiscalía de Chihuahua, donde se prohíbe cantarle a los grupos criminales. Prefirió pagar una multa de más de 700 mil pesos con tal de poder interpretar sus narcocorridos. Para una nueva cultura, IP y Gobierno necesitan jalar hacia una misma dirección.
Que el reciente encuentro en Ciudad de México entre senadores de oposición y Madres Buscadoras revela una cruda paradoja del sistema político mexicano: mientras el oficialismo impulsa una reforma fast track sobre desapariciones, son las bancadas opositoras las que abren espacios físicos y presupuestarios para escuchar a las víctimas. La oferta de Ricardo Anaya (PAN) de cubrir transporte y alojamiento para cinco madres buscadoras no es solo un gesto humanitario, es un síntoma de la fractura entre el discurso de “austeridad republicana” y la realidad de familias que deben costear su propia búsqueda de justicia.