Que fueron Máximo Vedoya, Francisco Cervantes y Altagracia Gómez quienes convencieron a la Presidenta de asistir a la toma de protesta al líder entrante de la Cámara de la Industria de la Transformación en Monterrey, Jorge Santos Reyna, en Cintermex, donde se dio cita la comunidad empresarial estatal, desde el Grupo de los Diez hasta representantes de las pymes, aunque no pasó desapercibido el protagonismo de los acereros, que causaron desorganización en la agenda de la comitiva presidencial.
Que por cierto, después del relevo, Claudia Sheinbaum se reunió con productores siderúrgicos y de la transformación, y culminó con una comida con empresarios, entre ellos José Antonio Fernández, Rogelio Zambrano y Álvaro Fernández. Hay que recordar que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, no pudo asistir por encontrarse en Washington, donde sostiene negociaciones con el titular estadunidense de Comercio, Howard Lutnick.
Que la secretaria particular de la Presidencia del Senado, Paola Becerra, le dio un empujoncito a su jefe, Gerardo Fernández Noroña, quien negó que hubiera viajado en primera clase a su gira por Francia, pues ayer ella se dedicó a “aclarar” en redes sociales que su jefe pagó “con recursos propios” el “ascenso de categoría”, pues como “mide más de un metro 80, se quería ir más cómodo”. Y el legislador que hasta apostó a los “seudoperiodistas” el cargo en un desafiante video... Vaya.
Que como en el Senado lo que manda es lo prioritario, para conmemorar el Día de la Guayabera legisladores de todos los grupos parlamentarios portaron esas prendas tradicionales, con un costo de 128 mil pesos, es decir, mil pesos por pieza. El promotor de la idea, Jorge Carlos Ramírez Marín, y el coordinador morenista, Adán Augusto López, desembolsaron 40 mil pesos y el resto estuvo a cargo de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido, con las palabras del yucateco desde tribuna: “venir a una sesión de guayabera es venir de etiqueta, como si viniéramos de traje”. Bueno.