Corrección política y ciencia ficción

Ciudad de México /

En las últimas semanas, no sé si imbuido inconscientemente de un cierto tono apocalíptico, o si son las plataformas digitales de confianza las que lo están y uno se deja guiar por ellas, pero el caso es que he visto varias películas de ciencia ficción con temáticas cósmicas. En general, los días de la humanidad están contados y es necesario buscar otro lugar para habitar, o llegan los extraterrestres con su tecnología más avanzada, y la humanidad se debate entre atacarlos (lo cual es un poco tonto pues justo tienen tecnología más avanzada) o intentar comunicarse pacíficamente y quizá aprender de ellos.

Un elemento común es la presencia militar para la toma y gestión de decisiones, y son también obviamente siempre los Estados Unidos quienes están al mando de salvar al planeta. El desastre se toma también como un dato ineludible, y el escape hacia otro mundo (que será igualmente destruido, podríamos pensar) se asume como la única opción, sin reflexionar mucho sobre la forma de organización que condujo precisamente al desastre. Los ricos, también obviamente, suelen tener privilegios que se trasladan extraplanetariamente. Y al final es siempre un héroe tipo cowboy espacial quien en el último segundo antes de la extinción, hace algo extraordinario que permite el recomienzo de la especie.


Por otro lado, el sábado asistí en la Fiesta del Libro y la Rosa a una mesa sobre (in)corrección política donde los ponentes fueron Brenda Ríos, Luis Felipe Fabre y Wenceslao Bruciaga. Entre las muchas cosas lúcidas y atinadas que se dijeron, me quedé con la impresión de que vivimos una disociación entre el mundo real, con todos los actuales rasgos que podemos leer de manera cotidiana en las noticias, y su proyección a un mundo de fantasía donde por una mera imposición lingüística (que, como en las películas de ciencia ficción, también proviene de esa fuente eterna de justicia y bondad que son los Estados Unidos, sólo que aquí no de su ejército, sino de su academia), parecería que el mundo se volverá más equitativo, menos discriminatorio, etcétera. O eso al menos en las cabezas (y en las redes sociales) de la inquisición privilegiada que está a la caza de transgresiones morales hechas verbo, sin que pareciera haber preocupación alguna por si esa especie de justicia se traslada en cierta medida al mundo real, al estilo de las palabras del premio Nobel de Economía, Gary Becker, cuando decretó que si la realidad no se ajustaba a los dictados de los modelos económicos de la Escuela de Chicago, “tanto peor para la realidad”.

Así, al igual que en las fantasías intraplanetarias, parecería que el escape hacia el mundo alterno donde la justicia es ante todo lingüística adolece igualmente de algún tipo de involucramiento con el mundo desigual e injusto del que se pretende escapar. Pues es en efecto más duro, trabajoso y complicado procurar incidir en que lo no violento, discriminatorio e injusto sea la realidad y las formas de organizarla. Por lo que se antoja más sencillo sentarse a juzgar desde un púlpito cibernético, siempre desde la conciencia de encontrarse del lado correcto de la historia, o de formar parte de la vanguardia (Wenceslao citó a un famoso tuitero que describía la corrección política como un avance evolutivo) que, como en las películas de ciencia ficción, parecería estar a cargo de salvar a la humanidad de sí misma.

Y lo bueno también es que en ambos casos, desde la nave tripulada por la vanguardia que facilita el escape hacia la realidad alterna, la tierra y sus complejidades y problemas reales, queda tan tan lejos. 

  • Eduardo Rabasa
  • osmodiarlampio@gmail.com
  • Escritor, traductor y editor, es el director fundador de la editorial Sexto Piso, autor de la novela La suma de los ceros. Publica todos los martes su columna Intersticios.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.