Nacido en 1837 en Puruagua, Tuxcueca, el liberal Ramón Corona es otra de las figuras precursoras de Jalisco, con su espléndido empuje a la educación pública universal y gratuita de la niñez jalisciense.
Desde 1858 se afilió al Partido Liberal para combatir al cacique Manuel Lozada, aliado con los invasores imperiales franceses, al que después de muchas andanzas, y ya nombrado Corona por el Presidente Benito Juárez, general en jefe del Ejército de Occidente, derrotó en la conocida batalla de La Mojonera en 1873. Ramón Corona fue nombrado Ministro Plenipotenciario de nuestro país en España y a partir de 1884 también en Portugal. Regresó a México en 1885. Dos años después fue electo gobernador de Jalisco.
Contra lo que muchas veces se piensa, el Movimiento de Reforma, la segunda gran transformación histórica de México, fue mucho más allá de una simple definición partidaria. Un elemento clave, que poco suele ponderarse, fue la preocupación de sus más ilustres dirigentes sobre la educación universal, gratuita y no sujeta limitaciones confesionales, de una niñez mexicana que en abrumadora mayoría provenía de los peones analfabetos (y no ciudadanos), que sumaban, según expresión de don Justo Sierra ante los diputados en 1893, que “cuatro quintas partes de los mexicanos son parias y no tienen derechos”.
Durante la segunda mitad del siglo XIX fue quedando claro entre los liberales el notorio circulo vicioso de que para ser ciudadano era necesario ser propietario (vecino) y saber leer y escribir, cuando precisamente las grandes mayorías de la niñez, hijos de peones, estaban excluidos de la oportunidad de acudir a la escuela pública gratuita. (Hasta que, por decreto, en 1914 obtienen la ciudadanía universal los peones analfabetos, que sí sabían lo que querían para sus hijos.
Ahí es donde queda patente el papel precursor del gobernador jalisciense Ramón Corona.
Durante su activa administración, Ramón Corona no solo fundó el Monte de Piedad y reconstruyó el mercado que lleva su nombre, también reformó la Escuela de Medicina.
Su gran aportación precursora fue la Promulgación del Reglamento de Institución Pública para la educación gratuita de toda la niñez Jalisciense, pagada por el Estado.
Más que duplicó el número de planteles escolares del estado de Jalisco, pasando de 200 a 423, todos gratuitos. Paso trascendente en el largo proceso de desconquista, a partir de la estructura social terriblemente desigual heredada de la Colonia y que quedó intacta por la Independencia Trigarante hasta la explosión popular después de la muerte de Francisco I Madero.
Paso precursor al Artículo tercero de 1917: educación pública, universal y gratuita.
No ha sido fácil para nuestra Nación mestiza ir dejando gradualmente atrás las estructuras de profunda desigualdad entre descendientes de conquistados, de conquistadores y de esclavos, y construir una sociedad igualitaria, libre y fraterna.
Esteban Garaiz
egaraiz@gmail.com