El 23 de julio de 2011 se anunció la muerte de la cantante británica Amy Winehouse. Llamó mi atención pues apenas unas semanas antes la había escuchado en un programa de radio local. A mi edad ya no estoy muy al tanto de las o los cantantes de moda, y por ello no sabía de su existencia. Debo decir que me impresionó gratamente la potencia de su voz, capaz de provocar emoción, por lo que resultó impactante la noticia de su muerte a los 27 años.
¿Por qué tienen que morir tan jóvenes quienes nos pueden hacer más pasadera la vida con su música? De manera irremediable recordé a tres músicos que admiré en mi juventud:
JanisJoplin y Jimi Hendrix murieron en 1970, a la misma edad de Amy cuando yo tenía 16 años y Jim Morrison falleció un año después. Eran artistas de una gran fuerza interpretativa, Joplin y Morrison con su original voz y Hendrix con su genial forma de ejecutar la guitarra.
El pasado 14 de septiembre Amy Winehouse habría cumplido 35 años.
Vi la nota y decidí volver a ver sus videos y escuchar sus canciones. Una artista impresionante. En el disfrute de su música empecé a dar forma a esta colaboración. Volví a confirmar que esa figura de chica esbelta, con tatuajes en sus delgados brazos, peculiar manera de pintar sus ojos y que baila de forma rara en el escenario, no se correspondía con la voz de una mujer madura, que seduce. Pero también podemos decir que esa voz se ponía a tono con su mirada intensa y con su peinado de apariencia antigua o en plena onda retro, pero especialmente con el dominio que ese pequeño cuerpo ejercía sobre ella (la voz) y el escenario cada vez que se presentaba en público, hasta que la fueron afectando sus adicciones.
Siete años hace desde su último cumpleaños, mismo tiempo que llevamos privándonos de su arte, de su música. Le venía de su temperamento, de su fortaleza interior, que contrastaba con la fragilidad física.
El canto le era natural, innato, pero no se conformó con tener la facultad. Decidió estudiar y desarrolló una temprana cultura musical, en permanente búsqueda de un estilo propio, auténtico. Por ello se inspiró en grandes mujeres cantantes y grupos femeninos, de las que destacan Ella Fitzgerald, Sara Vaughan, BillieHoliday y Aretha Franklin.
Logró su objetivo pero vivió poco para compartirlo, pues como dijera un periodista español: “tuvo una muerte lenta, solitaria, previsible y precoz”.
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