La lectura en tiempos del covid-19 II

  • Paideia
  • Gabriel Castillo Domínguez

Laguna /

Esta semana terminé de leer La repetición de Peter Handke, obra cuya lectura estaba entre mis propósitos de año nuevo y ahora, gracias a las medidas de aislamiento, pude concluir. 

De este autor tuve conocimiento mucho antes de que recibiera el Premio Nobel de Literatura, gracias a un breve y esclarecedor ensayo del escritor venezolano Jorge Larrosa, que incluyó en su interesante libro Pedagogía profana, donde también aparece un trabajo sobre la novela Paradiso de José Lezama Lima. 

¿Casualidad? ¿Grata coincidencia? Las dos novelas, de Handke y Lezama, son verdaderos viajes iniciáticos de escritores lejanos y cercanos que, como he dicho antes, desafían al lector y le muestran un cierto camino a la escritura. 

Son consideradas dentro de las llamadas novelas de formación y acercarnos a ellas resulta siempre aleccionador.

Larrosa nos comenta que Handke alguna vez habló del tipo de lector que desea: alguien que al leerle “haya sido llevado a su manera propia”. 

Para profundizar en esa idea, el propio autor de La repetición recupera el ejemplo de Goethe, de quien expresa que “todos los que lo leyeron con el corazón abierto no lo glorificaron o cosa parecida, sino que se volvieron a sí mismos”. 

Larrosa remata bien la idea cuando dice sobre lo señalado: “es una imagen hermosa para un maestro: alguien que lo conduce a uno hacia sí mismo”. Aquí radica para mí la importancia de la lectura en el marco de una educación humanista. 

¿Cómo propiciar, favorecer, inducir, la relación de los estudiantes con las letras, con las palabras, presentes en toda materia de estudio? ¿Cómo lograr que ello se convierta en una experiencia de formación? 

Pues, ¿no acaso, dice el escritor venezolano, “en la formación humanística, como en la experiencia estética, la relación con la materia de estudio es de tal naturaleza que, en ella, uno se vuelve a sí mismo, uno es llevado a sí mismo? 

Ojalá los profesores asumamos este sentido de la educación, entendida como formación, y hagamos que nuestra función principal sea ayudar a nuestros estudiantes a lograr su propia forma.

Los días por venir, todavía de retiro obligado por necesario, seguiremos organizando el tiempo para cubrir variadas actividades en casa. 

Habrá que preparar materiales para el regreso al trabajo y continuaré con la lectura de dos libros de Jorge Larrosa: P de profesor, interesante y provocador texto que llevo ya avanzado, y Esperando no se sabe qué. 

Sobre el oficio de Profesor que promete ya desde el título. 

Además, de forma alternada, disfrutar un libro de André Gide que sólo pude conseguir usado: 

Los cuadernos y las poesías de André Walter. Bastante, pero agradable, la tarea.

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