Después de haberse cumplido el mes de noviembre con lo que señala el calendario escolar en materia de evaluación, que incluye la entrega de resultados por vía electrónica a los padres de familia, en la Subsecretaría de Educación Región Laguna de Durango, se decidió que los primeros días de diciembre se iniciase un proceso de rendición de cuentas por parte de las principales figuras directivas: Jefes de Sector, Supervisores y Directores de escuela.
En esta ocasión resultó muy aleccionadora la actividad, pues no solo se informó sobre porcentajes de alumnos atendidos, cantidad de maestros que cumplen puntualmente con la entrega de planificaciones didácticas, avances en cuanto a logros de aprendizaje, estrategias para recibir evidencias, actividades para trabajar diversos tipos de lectura o acciones de capacitación para los docentes.
Ahora se agregaron indicadores que no quisiéramos tener pero, desafortunadamente, debemos registrar: cantidad de alumnos que han abandonado las actividades y número de maestros que se han contagiado de covid-19 y que han fallecido.
Este último aspecto ha dado a las reuniones un carácter especial: por una parte, de emotividad por la pérdida de compañeros de trabajo y, por otra, de reconocimiento a los docentes que, pese a todas las limitaciones, están atendiendo a sus alumnos en un importante porcentaje.
Es gratificante escuchar a directores o supervisores hablar de que están contentos con el desempeño de los maestros, de que se sienten orgullosos por el compromiso que han mostrado sus docentes, con sus excepciones, claro.
Derivado de la tónica que tomaron las reuniones de rendición de cuentas mencionadas, se perfila la realización del Consejo Técnico Escolar el próximo 11 de diciembre con características interesantes.
Será un CTE, todavía a distancia, donde se haga la recuperación de experiencias en cuanto a la modalidad virtual de enseñanza y aprendizaje; de igual forma, donde se puedan compartir las prácticas ejercidas para enriquecerlas y, finalmente, será otra oportunidad para reconocer los esfuerzos que se están haciendo, entre docentes y padres de familia, para sacar adelante a los estudiantes en condiciones nada fáciles.
Esta posibilidad de rescatar y valorar positivamente lo que se está haciendo, no quita reconocer que la pandemia dejará saldos negativos en materia educativa y, particularmente, de aprendizajes.
El rezago será inocultable y, precisamente por ello, necesitamos reconocernos, ser optimistas y elevar la mira para cuando volvamos a las escuelas.