Cuentan los que saben que entre tantas desgracias y desgracios (lenguaje inclusive), hay un hombre feliz, satisfecho, pleno, lleno de sí. Adivinen. Sí: Alfredo del Mazo. Este hombre le dará un servicio más a la nación, generoso, aceptó pasar seis meses en el Museo de Cera de la calle Londres de la Ciudad de México. Vayan a verlo, Gilga ya se dio la vuelta y es idéntico al Del Mazo de cera que colaboró con Alejandra del Moral en la elección del Estado de México. ¿Antes había dos Andorras, una vieja y una nueva? En fon, dejemos esto y vamos por asuntos cruciales.
El Presidente ha fijado las reglas para la sucesión presidencial. Renuncias anticipadas, catafixias como las de Chabelo, premios de consolación: una licuadora para Fernández Noroña, felicidades, no meta las manos porque estos aparatos cercenan dedos; una patineta para el niño Manuel Velasco, a ver, cuate, ¿cuántos son tres más tres?
Algunas reglas de Liópez sorprendieron a Gil, que ya no se cuece al primer hervor. Por ejemplo, cuentan que el ganador o la ganadora de la encuesta se convertirá de inmediato en “Coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación”, antes de ser registrado oficialmente como aspirante presidencial. A Gamés se le pusieron los pelos de punta: ¿comités de defensa? Huele a la dictadura cubana. En serio y sin exagerar.
Unidad desunida
Según los resultados de la mentada encuesta, se repartirán cargos para que la unidad no salte en añicos. Y se ha filtrado en sobremesas y mentideros que los precandidatos no difundirán sus propuestas en medios informativos críticos de Morena y la Cuatroté. De ser así, estos personajes sólo aparecerán entrevistados en La Jornada. No está mal: en ese espacio hay entrevistadores y periodistas de primera línea como El Fisgón, el monero Hernández, Pedro Miguel, informadores, ups, que además trabajan para el gobierno. Les quedan también a los precandidatos de Morena los medios públicos que han asaltado y convertido en muladares de la información: el Canal 22, el 11, el 14, todo Radio Imer. En fon.
En resumen, los asuntos de la sucesión ocurrirán como se le dé la gana al Presidente.
Desaparecidos
Gil anda leyendo mucho su portal Animal Político. En una nota de César Martínez se informa que “durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, una persona ha desaparecido cada hora. Y año con año, la proporción ha ido en aumento”.
Gil leyó y un escalofrío le recorrió la espalda: entre el 1 de diciembre de 2018 —día en que López Obrador asumió la Presidencia— y el pasado 24 de mayo, en esos mil 635 días de gobierno se registraron 42 mil 29 desapariciones en todo el país; un promedio de 25 personas por día.
El mayor récord se alcanzó entre 2022 y 2023. Si el 16 de mayo de 2022 se rebasaron las 100 mil personas desaparecidas, en los siguientes 365 días se sumaron otras 10 mil 64, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Locali-
zadas. Es el número más alto registrado desde 2006, cuando el presidente Felipe Calderón declaró la “guerra contra las drogas”.
Jesús, no nuestro señor, sino Ramírez Cuevas, mejor no le informe de estos otros datos al Presidente. Usted dígale que todo va a la baja en materia de inseguridad. ¿Estamos?
En marzo de 2013, la Secretaría de Gobernación dio a conocer la primera cifra oficial de esta crisis humanitaria, al registrar 26 mil 121 desapariciones durante el sexenio de Calderón, entre diciembre de 2006 y noviembre de 2012.
Las desapariciones continuaron en la administración de Enrique Peña Nieto, que terminó con más de 34 mil víctimas. Esta cifra ya fue superada, al cerrar 2022, con más de 37 mil 600 personas desaparecidas.
Oigan esta cifra por favor: durante el mandato de López Obrador se registraron hasta el 24 de mayo un total de 42 mil 29 desapariciones. Hubo un descenso en 2020, el año de la pandemia, pero al siguiente aumentaron. La Cuatroté va a gran velocidad y Gil tiene la sospecha de que sabe a dónde. Luego les dice.
Todo es muy raro, caracho, como diría Jacinto Benavente: “Todo el mundo es teatro y todos somos en él comediantes”.
Gil s’en va