Hace algún tiempo que Gil escribió en esta página del fondo lo siguiente: la Nueva Escuela Mexicana es un disparate ignorante y dogmático, en el caso de que no sean en este caso sinónimos. Gil coincidió con José Woldenberg en su contribución semanal al periódico El Universal: “La escuela no es la extensión de la familia, el barrio, la comunidad, las iglesias, los medios, los partidos. Suele ser incluso una ruptura con ellos. Es un espacio singular único en el cual, se supone, los conocimientos científicos tienen absoluta preeminencia”.
Este gobierno, cavila Gil, ha logrado lo que ningún otro: darle un hachazo casi de muerte al libro de texto al destruir la uniformidad digamos democrática que cada año unía a todos los niños de la República con los mismos contenidos. Y no faltará quien diga, muy pronto, que el libro de texto es innecesario. Y buenos o malos, cada estado de la República, o incluso cada escuela, decidirá cuáles son los libros que utilizarán sus estudiantes. Verán si no: Liópez, Demoliciones S.A. de C.V.
Gil lo leyó en Aristegui Noticias: El gobierno de México no ha garantizado que nuestro país participará en la Prueba PISA 2025, no ha enviado la aportación económica para su realización en nuestro país, por lo que existe una total incertidumbre sobre su aplicación el próximo año.
La Prueba PISA era aplicada por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) que fue destruido en 2019 y se dijo que tras la extinción de ese organismo autónomo, la realización de PISA iba a ser asumida por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), un consejo “colegiado, honorífico y de consulta” sobre los planes curriculares de la educación en México. Anjá. Fuentes de la SEP señalaron que no tienen conocimiento sobre qué va a pasar con la Prueba PISA.
¿Qué es la Prueba PISA?
PISA es el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y en 2022 arrojó malos resultados sobre la educación mexicana, inferiores a los alcanzados en 2018 por estudiantes de nuestro país en matemáticas, ciencia y lectura. ¿Pruebas? ¿No habíamos quedado en que la Nueva Escuela Mexicana no necesita pruebas? Rifen los resultados y punto com. Marx Arriaga grita las cifras y asunto arreglado.
Total: México no ha entregado la documentación necesaria para formalizar su participación en la Prueba PISA y tampoco ha cubierto los 210 mil euros que debe aportar para financiar la evaluación. Ah, ¿y además hay que pagar? Olvídenlo, no tenemos ese dinero para regalárselo al neoliberalismo. Pruebitas PISA a nosotros, sí, cómo ño, anjá.
Según la Prueba PISA 2022, México resultó tener un desempeño mucho más bajo que la media de los 81 países donde se realizó la prueba en matemáticas, lectura y ciencias, especialmente en matemáticas el nivel bajó hasta los niveles de 2002 y ocupó el puesto 51.
La prueba mide los conocimientos adquiridos y las capacidades para aplicarlos en estas tres materias en jóvenes de 15 y 16 años y los compara con el informe anterior de 2018. México sacó 395 puntos en la materia de matemáticas. Con esto retrocedió 14 puntos con respecto a los 409 que había obtenido en 2018. Por otra parte, en lectura se lograron 415 puntos, cinco menos que en 2018, y en ciencias 410, nueve menos que en 2018.
Liópez enfurece
Tras conocerse los resultados, el presidente Liópez descalificó los resultados y acusó: “se trata de una prueba neoliberal para promover la privatización de la educación pública”. Así como usted lo oye. Los jóvenes no saben leer, ni sumar, ni restar, ni dividir, ni multiplicar por culpa del neoliberalismo. En tanto, la Secretaría de Educación Pública (SEP) emitió un comunicado para atribuir el retroceso de los estudiantes a los efectos de la pandemia de covid-19, además de señalar que se trata de un descenso menor que refleja “la adaptabilidad” de los alumnos a una situación inusual como fue el aislamiento y la falta de clases presenciales.
De acuerdo, la pandemia hizo lo suyo, eso que ni qué, pero ¿y los libros de texto? ¿y el adoctrinamiento, ¿también eso traía la pandemia?
Todo es muy raro, caracho, como diría Norman Douglas: “La educación es una fábrica de ecos controlada por el estado”.
Gil s’en va