Gamés estudiaba la fase amarilla 3 en la cual ha entrado Don Goyo: flujos piroclásticos de mediano alcance, crecimiento rápido de domos de grandes dimensiones y su destrucción en explosiones fuertes. El mismísimo Popocatépetl en erupción se queda corto con los estallidos del presidente Liópez Obrador cuando se enteró de que la Corte le dio un hachazo al decretazo, aquel que convertía en asunto de seguridad nacional sus proyectos prioritarios.
Gil lo leyó en una nota de Alfredo Maza en Animal Político: por mayoría de ocho votos, el pleno de la Corte determinó invalidar la primera parte del acuerdo al considerar que dicha orden fue inconstitucional debido a que, por su amplitud y ambigüedad, obstaculizó e inhibió el derecho de acceso a la información de toda la ciudadanía. Además, por mayoría de seis votos, concluyó que al “otorgar la autorización provisional” de dictámenes, permisos o licencias, necesarias para iniciar los proyectos u obras rápidamente, se generó incertidumbre respecto a las obligaciones y procedimientos establecidos en las leyes.
Durante la exposición de su proyecto, el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá explicó que no hay efecto retroactivo para anular las autorizaciones ya hechas, por lo que los permisos ya asignados quedarán vigentes.
La gritoniza
Cuentan que los gritos de ira desbocada salían de Palacio y se escuchaban hasta La Lagunilla. ¡Jesúuus! Prepara con la consejería jurídica otro decretazo. En esta segunda embestida, el Presidente insiste en catalogar al Tren Maya y otras obras de su gobierno como asuntos de seguridad nacional: “Tenemos que proteger estas obras porque estos insensatos, irresponsables, corruptos, muy antipatriotas pueden parar las obras como ha sido su intención (…) imagínense los beneficios para la gente del sureste cancelados nada más por capricho de estos fifís, corruptos. Entonces tomamos la decisión en el Consejo de Seguridad Nacional de decretar todas las obras de seguridad nacional”.
Insensatos, corruptos, irresponsables, antipatriotas. Lo dicho: flujos piroclásticos de mediano alcance, crecimiento rápido de domos de grandes dimensiones y su destrucción en explosiones fuertes. Y esperen, porque esto no es nada.
Liópez Obrador le dedicó una mañanera completa a arrastrar a la Corte: “Esto lo hemos estado haciendo con mucho esfuerzo y enfrentando a gente irresponsable, sectaria, mafiosa, que no quisieran que se hiciera nada, que nada más piensan en ellos, muy egoístas, soberbios, corruptos, por eso ayer se tomó la decisión de enviar un decreto para que toda esta región se convierta en una región, sobre todo los ferrocarriles, los puertos y los aeropuertos en una zona de seguridad nacional y de interés público”.
A su mecha: irresponsables, sectarios, mafiosos, egoístas, soberbios y corruptos. ¿Cómo la ven? Sin la menor intención de una orgia de adjetivos.
Cuitláhuac, “el tapetes”
Señor: de que allá viene Cuitláhuac García a protestar a las afueras del edificio de la Suprema Corte de Justicia. Buen tipo ese Cui.
¿Le pueden explicar a Gamés qué rayos viene a hacer el gobernador de Veracruz a protestar en la Corte? Encabezó una protesta en contra de la Suprema Corte con ataúdes con las siglas del máximo tribunal y fotos de los ministros.
Bien pensado hay algunos tapetes que le agradan a Liópez Obrador, muy destacadamente el senador Monreal, luego don Mario Delgado y al final, pero no al último Cuitláhuac García. Y así llegó al Centro de Ciudad de México en su papel de Tapete Gobernador de Veracruz: pase usted Presidente, pise con toda libertad.
Los pandilleros y las pandilleras que ocupan la escalinata de la Suprema Corte agredieron a los reporteros de Radio Fórmula y en megáfonos insultaron y amenazaron a Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva. Se llaman grupos de choque, brigadas de asaltantes enviados por Morena y que siguen las muy discretas sugerencias del Presidente en las mañaneras. Malo, malo.
Que la boca se le haga chicharrón a Gilga, pero las agresiones a la prensa y a los contrapesos del poder presidencial son cada día más violentas. Pregúntenle a Ciro. Pero al Presidente no parece importarle, al contrario, le echa fuego a la leña, o como se diga. Gil no quisiera ponerse sentencioso, pero esto va de mal en peor.
Todo es muy raro, caracho, como diría Italo Calvino: “Si levantas un muro, piensa en lo que queda fuera”.