La familia Telerín

Ciudad de México /

Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leía sus periódicos de papel y repasaba los resultados de la elección. Gilga no caerá en la oquedad de despreciar a quienes votaron arrasadoramente por Claudia Sheinbaum. Desde luego no está de acuerdo y tiene mucho que decir de la equidad de esta elección y de la psicología y los intereses de los votantes, pero todo eso no alcanza para construir la versión de un fraude, con treinta puntos de ventaja, ni más ni menos. Llega el día de los comicios, las personas depositan sus boletas en las urnas, esos votos se cuentan y tin tán.

También es verdad que hay mucho que decir de un presidente que ha pisoteado la ley y de un INE que desova tortugas en el interior de sus instalaciones jurídicas. 50 medidas cautelares, se dice fácil, avanzaban con la velocidad de un caracol.

Reunión y gira

La primera reunión de transición entre la presidenta electa Sheinbaum y el presidente Liópez que se va, se va, va, ocurrió. Sus tamalitos de chipilín, un pozol y algunas botanitas. El Presidente invitará a la Presidenta a realizar una gira por diversas regiones del país; “a ver si su agenda se lo permite, porque tiene mucho trabajo, ella está haciendo sus planes. Y una buena recomendación, agota el proceso electoral, pues un fin de semana nada más de descanso y luego a trabajar”. Por cierto, la Presidenta anunció que la semana que viene dará a conocer a su gabinete.

Ya oyeron a papá Liópez, así que familia Telerín: vamos a la cama que hay que descansar para que mañana podamos trabajar.

Alito y Marko

La lectora y el lector lo saben: en cualquier país del mundo digamos occidental y con una democracia aunque sea de medio pelo, dos dirigentes nacionales como Moreno y Cortés habrían salido pitando de sus cargos en el PRI y el PAN después de los resultados desastrosos de la elección. Pues con la pena, no sólo no renunciaron sino que además serán senadores. El PRI arrastró al PAN a la catástrofe y, para qué más que la verdad, la colación (que así le dice Gamés a la coalición) fue un fracaso rotundo. Con esos dirigentes no llegan ni a Chalma, decía Gilga: “Al santo señor de Chalma yo le pido con el alma que te deje de querer”. ¿Y del PRD qué decir? El fracaso de una izquierda que impulsó a Liópez y luego éste los desfondó. ¿Un predador? Si, eso mero.

Congreso

Después del triunfo de Sheinbaum, todo parece concentrarse en el Congreso y la contienda por la sobrerrepresentación, lo que Gilga ha llamado la Gran Trampa que podría darle a la Presidenta y a Morena la mayoría calificada. Aquí la familia Telerín trabaja a todo meter: “ya va siendo hora de que los peques nos vayamos a la cama, Ale”. El más pequeño de ellos es desde luego Cuquín-Mier.

La presidenta Sheinbaum dijo con toda claridad que primero habría un Parlamento Abierto y que luego ya se aprobaría la Reforma Judicial. ¿Lo oyeron?

 

Jalisco

La vieja escuela obradorista opera en Jalisco. Morena intenta arrebatarle el triunfo electoral a Pablo Lemus y la presidencia municipal a Verónica Delgadillo. No lo lograrán, pero han echado mano de toda clase de trapacerías, presiones, estafas, amenazas de muerte a Paula Ramírez, consejera Presidenta del Instituto Electoral de Jalisco. El sello de la casa. Si ganamos, la elección ha sido más o menos bien realizada; si perdemos, ha ocurrido un gran fraude. Y ya se dirigen los contingentes de Morena a La Minerva para bloquear el tránsito de la ciudad. Es que de veras. Así viene la mano: lo queremos todo, les guste o no. Morena plantea instalar un plantón y pretenden retirarse hasta que declaren ganadores a Claudia Delgadillo, Chema Martínez y Pedro Kumamoto. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur.

Todo es muy raro, caracho, como diría Rudyard Kipling: “La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén”. 

Gil s’en va


  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
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