Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio Gil seguía en sus periódicos la gira del adiós, esos viajes que realizan el presidente Liópez y la doktora Sheinbaum. Entre elogios y zalamerías, el Presidente le deja tarea a la presidenta.
Gil lo leyó en su periódico El Universal en una nota de Eduardo Dina. En la conferencia mañanera de este lunes 15 de julio en Palacio Nacional, López Obrador indicó que el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, es un asunto que debe tratarse. “Es un expediente abierto, pero creo que va a corresponder a la próxima administración, al próximo gobierno, dejar sin sospecha lo sucedido, aclarar lo que realmente pasó”. Si esta comisión declarativa hubiera ocurrido en 1995 habría sido una bomba informativa. Liópez agregó que ayudaría mucho el que el Poder Judicial resolviera sobre la apelación que hizo la Fiscalía General de la República acerca de la orden de aprehensión del segundo tirador en el asesinato de Colosio.
Regreso al futuro. Treinta años en el tiempo. Dos tiradores, al menos dos Aburtos y varios Colosios. Con la reata del charro (no empiecen, esto es serio), el Presidente lazó el bulto de este enigma: “Sin que esto signifique que ya es culpable”, mencionó al referir que la Fiscalía hizo toda una investigación y aparece que hubo un segundo tirador al que fue a “rescatar” Genaro García Luna, secretario de Seguridad con Felipe Calderón. Ah, ya salió el peine, y grande, el ex presidente Calderón pasa a ser sospechoso del magnicidio de Colosio.
Conocer la verdad verdadera
Con gran sentido de la actualidad, Liópez pretende aclarar un crimen ocurrido hace treinta años, investigado por todos los lados del prisma y puestos en cientos de miles de infolios. El Presidente ha sido categórico: “Sería muy bueno que la Fiscalía informe si apeló y tiene respuesta, porque ahí empezaría a conocerse más sobre este hecho. Sería muy buena la declaración de esta persona, si realmente es como se dice, que lo fue a buscar García Luna y qué tuvo él que ver”.
López Obrador destacó la investigación en el caso, con el mensaje de la no repetición: “Que nunca más se tolere y mucho menos si son crímenes de Estado”. Gran conclusión: un crimen de Estado.
Ahora mal sin bien: ya entrados en gastos, Gamés le pide al Presidente que se investigue el asesinato de don Francisco Madero y su históricamente inseparable José María Pino Suárez. Aún hay muchas dudas sobre este asesinato todavía, por ejemplo esta: ¿Le llamó Calderón a Victoriano la noche en que los próceres fueron sacrificados? ¿García Luna esperaba con los asesinos en la parte trasera de la Procuraduría?
Tome nota de estos pendientes
Hay que averiguar y sobre todo hacer justicia. Así las cosas (muletilla patrocinada por Manuel Bartlett), a la doktora Sheinbaum se le ha encargado aclarar el asesinato de Colosio. El Presidente en funciones le encargó algunas tareas que la presidenta electa tendrá que llevar a cabo de miedo: concluir el Tren Insurgente, que se nos quedó rezagado; el Internet para todos, también quedó pendiente, y será otro de los objetivos de su sucesora. Esto para empezar, pero ya saldrán más pendientitos de esos que nunca faltan cuando se deja un cargo tan importante.
Gabinete
Un amigo que no malquiere a Gilga le preguntó si no lo tranquilizaban los nombramientos del gabinete de la presidenta. Gamés se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló para sus adentros que luego fueron afueras: pero si son los mismos. Se habrán preparado intensamente los últimos seis meses para ser otros más mejores. Rosa Icela Rodríguez, Ernestina Godoy, Omar García Harfuch, Ariadna Montiel, Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Juan Ramón de la Fuente, Rogelio Ramírez de la O, Rosaura Ruiz, Alicia Bárcena, Julio Berdegué, David Kershenobich. La gran mayoría de ellos y ellas han sido altos funcionarios del gobierno de Liópez, luego entonces, ¿por qué ahora están más preparados que hace algunos años? Así pasa: Gilga hoy está mucho mejor preparado que hace dos años sin mover un dedo, y los lectores y las lectoras se lo dicen cariñosamente: qué preparado está Gamés, como sabe más cosas. Misterios sin resolver.
Todo es muy raro, caracho, como diría Shakespeare: “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”.
Gil s’en va