Vive tranquilo en una especie de exilio de oro en el hospital de Nutrición; a él le debemos, y desde luego al ex presidente Liópez, la política criminal que causó 833 mil 473 muertes en exceso durante la pandemia de covid-19...
Decía Gil ayer que la vacuna Patria no existe. El que sí existe y vive tranquilo en una especie de exilio de oro en el hospital de Nutrición es Hugo López-Gatell, ex subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y encargado de las acciones para enfrentar la pandemia. Le va tan bien a este sujeto que hasta lo premian, el 11 de noviembre recibió el premio Carlos Montemayor. De acuerdo al gobierno federal las personas que reciben dicho premio son quienes están comprometidas con un cambio social que beneficie a la mayoría del pueblo.
A él le debemos, y desde luego al ex presidente Liópez, la política criminal que causó 833 mil 473 muertes en exceso. Gil se obsesiona y se da un tope contra el muro sur del amplísimo estudio: esta tragedia criminal que debería ser investigada y enjuiciada no raspó la aprobación del presidente. Y bien a bien tampoco le costó gran cosa a López-Gatell. ¿No es para volverse loco?
Gil lo leyó en el portal de su revista Proceso. Mientras Liópez vociferaba en la mañanera en contra de los financiamientos externos a organizaciones de la sociedad civil para investigaciones, su gobierno ejerció una de sus principales políticas públicas de salud con recursos de la fundación Bloomberg mediante el entonces subsecretario Hugo López-Gatell Ramírez.
Gil no olvida. En medio de la crisis sanitaria detonada por la pandemia de covid-19, el entonces subsecretario encabezó una intensa campaña contra los alimentos ultraprocesados, a los que señaló como corresponsables de la magnitud de las consecuencias de la emergencia de salud.
En lugar de comprar ventiladores para los enfermos, López-Gatell se dedicó a decir que la obesidad había ocasionado que el covid desatara sus poderes de muerte. Es que de veras, el cinismo, como la estupidez, no conoce límites.
Impunidad
De acuerdo con el informe de la Comisión Independiente de Investigación, dado a conocer en mayo, la cifra colocó a México como el cuarto país con más muertes en el mundo entre los años 2020 y 2023. El principal responsable de la gestión contra la pandemia, López-Gatell, desalentó la promoción del uso de cubrebocas para detener el contagio y se embarcó en una campaña contra los alimentos ultraprocesados a los que señaló como causantes de las comorbilidades que dispararon la mortandad por el virus. Las papas fritas, los churrumais, los pasteles, los chocolates fueron los causantes de los terribles estragos de la pandemia. Gastar el dinero en una campaña absurda en el peor momento de la pandemia, con los hospitales en condiciones deplorables, los trabajadores de la salud sin insumos para hacer su trabajo, los médicos privados sin vacuna aun cuando ya habían sido vacunados los médicos del sector público, los contagios en la cúspide, a todo esto Gilga añade la mentira, la desinformación, a sabiendas del engaño.
El 16 de octubre de 2020, el primer año de la pandemia, el Instituto Nacional de Salud Pública, órgano descentralizado de la Secretaría de Salud, firmó un acuerdo con la fundación Bloomberg para recibir un millón 724 mil dólares con el propósito de promover la Iniciativa de Prevención de la Obesidad. Los recursos del acuerdo se destinaron a influir en la elaboración de políticas públicas encabezadas por López-Gatell.
Este grupo de sinvergüenzas centraron sus estudios en los efectos de la comida chatarra en la salud, la pérdida de productividad, el empleo y la tasa costo-beneficio respecto de los ingresos fiscales. También enfocaron sus geniales trabajos en el etiquetado de los alimentos, precios, políticas públicas y la puesta en marcha de guías de alimentación para las escuelas. A esto se dedicaba López-Gatell durante la pandemia.
Dinero llama dinero
Del total de los recursos, un millón 303 mil 316 dólares se destinaron a salarios de los distintos investigadores, se indica en los anexos del acuerdo obtenido vía la Plataforma Nacional de Transparencia del Instituto de Transparencia y Acceso a Información y Protección de Datos Personales. Estos son los asuntos que podían saberse cuando existía el INAI, pero ya nunca tendremos información y transparencia, lo que habrá será opacidad y transa.
Los reportes anuales de donatarias autorizadas, entregados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público al Congreso de la Unión, exponen que esa organización recibió 355 millones de pesos de recursos del exterior entre 2017 y 2023. La verdad sea dicha (muletilla patrocinada por Morena en pleno): qué pillos.
Todo es muy raro, caracho, como diría Jorge Guillén: “Ya te lo decía yo. / Era imposible el olvido. / Fuimos verdad. / Y quedó”.
Gil s’en va