El Presidente ha regresado al asunto de su diferendo con los periodistas críticos. O mejor a sus ofensas contra la prensa desafecta a su gobierno. En una nota de su periódico La Jornada, de Alonso Urrutia y Fabiola Martínez, puede leerse que el presidente Andrés Manuel Liópez Obrador sostuvo que su gobierno no estigmatiza a los periodistas: “no los veo como enemigos, sino como adversarios”. A unos más y a otros menos, dicho sea esto sin la menor intención de un encontronazo cuerpo a cuerpo. El que se enfrente así a un Presidente como Liópez Obrador perderá de todas, todas, ni lo duden. “En tiempos de las ‘benditas redes sociales’ ya no solamente unos cuantos conductores o periodistas dominan la llamada opinión pública”. De acuerdo, pero ¿qué hacemos, o como clasificamos a los periodistas afectos a su gobierno?
No son pocos, ya suman al cabo del rato una cifra interesante. Matracas y serpentinas, loas, elogios. Estos otros periodistas han tomado plazas en los medios públicos como el Canal 11 de Lima-Limón, el canal 22, el canal 14 que quien sabe que sea, también en radio y algunos, no pocos, en la letra impresa. ¿Esos son los buenos? A la antigüita, ¿como antes?, ¿cuándo las primeras planas se dedicaban a elogiar los hechos del Presidente a cambio de prebendas?
Diga gracias, señor Presidente
Durante la mañanera, representantes de una misión internacional de organizaciones defensoras de derechos de los periodistas, alertaron sobre los riesgos de este oficio en México y le preguntaron al Presidente si se comprometía a no estigmatizar periodistas. El Presidente dijo que no era necesario porque él no utiliza ese lenguaje: “Yo quiero estigmatizar a la corrupción, no a los periodistas”, dijo el mandatario y añadió que en México todos los grupos de interés tienen presencia en los medios. Gil quiere ser parte de un grupo de interés: informes en el amplísimo estudio. Dijo que en el pasado, el poder limitó a periodistas como José Gutiérrez Vivó o Carmen Aristegui. Sí. puede ser.
Con la pena, pero en el gobierno del presidente Liópez Obrador, los periodistas críticos han sido equiparados con conspiracionistas a favor de un golpe de Estado y, desde luego, con perros rabiosos a los cuales se les ha quitado el bozal.
El Presidente: “ahora hay cambios, libertades plenas, los que tenían el poder se dedicaron a prostituir todo, incluido al periodismo”. Ah, le journalisme, el que no quiera ver fantasmas que no salga de noche. Nada: ni conspiraciones ni bozales, la libertad de prensa ha sido el largo proceso de la conquista crítica de la sociedad civil que tanto le irrita al Presidente y que por cierto lo elevó como un candidato presidencial ganador.
Conmigo o contra mí
Por cierto, ni una palabra para los periodistas asesinados, los que han muerto mientras cumplían con su trabajo. Se llama insensibilidad. El Presidente: “nunca jamás en el tiempo que llevamos luchando hemos afectado a un periodista, ni lo haríamos, por cuestión de principios, de convicciones”.
Entre que sí y que no, el Presidente se ha metido en las mañaneras con periodistas de fuste y fusta y con organizaciones de la sociedad civil que investigan con éxito desarreglos jurídicos y legales del actual gobierno y de gobiernos anteriores, acaso y sobre todo. Con la pena pero lo que es parejo no es chipotudo.
Aclaró que la frase “muerden la mano que les quitó el bozal” se mencionó en referencia al porfiriato. Y cuando corrigió, el Presidente dijo que él respetaba a los perros. Dios de bondad. Dijo, además, que ya no se practica espionaje contra periodistas con el sistema Pegasus y en cambio no se escatimarán recursos para mantener mecanismos de protección de periodistas. Anjá. Gran protección. Más claro ni el agua turbia: estás conmigo, no se escatimarán recursos para protegerte; no estás conmigo, ¿tienes uñas? Así viene la mano y el que no quiera ver noches que no salga de fantasma.
Todo es muy raro, caracho, como diría Albert Camus: Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala.
Gil s’en va
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