Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil se estrelló con una nota de Ernesto Méndez en su periódico Excélsior. No parece tan importante, no trata de votos y elecciones, de la violencia, de la corrupción de este gobierno, solamente informa que “en un escenario catastrófico, sin la presencia de lluvias o escurrimientos, el agua que queda almacenada en el Sistema Cutzamala sólo alcanzaría para abastecer 34 semanas al Valle de México”. Como diría la extinta madre de Gil: nos va a llevar la chingada.
“El Sistema Cutzamala tiene un gasto promedio de más de nueve millones de metros cúbicos de agua a la semana, para surtir a cinco millones de habitantes de 12 alcaldías de Ciudad de México y 14 municipios del Estado de México. Se calcula que aporta alrededor de 23 por ciento del recurso que demanda la región”.
Las sequías prolongadas ligadas a la emergencia climática, dice Ernesto Méndez, provocan que cada vez haya menos agua y ni el bombardeo de nubes, iniciado el pasado 28 de marzo, como medida desesperada, ha dado resultados.
Heriberto Montes, gerente de Aguas Superficiales e Ingeniería de Ríos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), explicó que en la actualidad el Valle de México atraviesa por una sequía desde 2019. Las tres principales presas que suministran de agua al Sistema Cutzamala, Villa Victoria y Valle de Bravo, en el Estado de México, y El Bosque en Michoacán, se encuentran en el peor nivel de toda su historia.
Ya Gil lo ha dicho, todo tiende a terminar, a un fin tremendo, a un final bíblico. Así desapareció la cultura maya, mienten los que dicen que fue por la multiplicación de los table dance. No, señoras y señores, el agua se terminó.
A la baja
No estaría mal morir de sed bajo el efecto de tremendas alucinaciones en las cuales Ebrard gana la Presidencia de la República y rompe con Liópez Obrador y funda un oasis democrático. Sí, ya sabe Gil, no se lo tienen que restregar así tan feo. El almacenamiento global sigue a la baja y ya descendió de la barrera de 40 por ciento. Ay, nanis. De acuerdo con cifras de Conagua, en lo que va de 2023, el déficit acumulado de lluvias en la cuenca del Valle de México es de 68 por ciento, es decir, por cada 10 gotas que se precipitaban en años anteriores, ahora sólo caen tres. Gil se conmisera: antes diez gotas, ahora tres.
“Si no se hubiera hecho un uso eficiente del agua en estos últimos años, prácticamente ahorita ya no tendríamos nada en el Sistema Cutzamala, porque por un lado podemos decir: tenemos poca agua, pero podríamos ya no tener nada”, advirtió el gerente de Aguas Superficiales e Ingeniería de Ríos de la Conagua.
Y la jefa de Gobierno, ¿dice algo? De momento nada, estamos en campaña. Una cosa es gobernar, otra buscar los votos del futuro, no molesten. La Presa Villa Victoria es la más afectada con 27.1 por ciento de su capacidad y contando. Los montículos de tierra en medio del embalse, son muestra de los bajos niveles del agua.
Válgame Dios, Gil se pone muy nervioso porque sabe los problemas del agua que ha tenido Ciudad de México, un día se los cuenta. En segundo lugar, ilustra Méndez, la mayor disminución de agua se encuentra en la Presa El Bosque con tan sólo 39.5 por ciento de almacenamiento y después la Presa Valle de Bravo con 45.2 por ciento.
Uta, no se necesita ser un acuífero (pésimo chiste) para darse cuenta de que la cosa está seca. La Comisión Nacional del Agua confía en que después del 15 de mayo, pueda comenzar la recuperación del Sistema Cutzamala, con lluvias importantes, lo que pondría fin a esta prolongada crisis, la peor desde 1996.
Cutzamala
Con 41 años cumplidos, el Sistema Cutzamala desciende peligrosamente hacia la marca del 30 por ciento de almacenamiento. El pronóstico es que este año las lluvias serán copiosas por la aparición del fenómeno de El Niño en el océano Pacífico. Lo importante es que las precipitaciones caigan entre los límites del Estado de México y Michoacán. Como diría el gobernador de Nuevo León: ocupo una nube aquí, arriba de Michoacán y del Edomex.
Todo es muy raro, caracho, como diría, Ralph Waldo Emerson: “Podría decirse que el sentido común es la línea más corta entre dos puntos”.
Gil s’en va