Gil abandonó el mullido sillón del amplísimo estudio y caminó sobre la duela de cedro blanco mientras leía en su periódico El Financiero una noticia aterradora. El abogado Carlos Velázquez de León ofreció disculpas a Gerardo Fernández Noroña, presidente de la mesa directiva del Senado, por el supuesto ataque en su contra en la sala de American Express del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en septiembre del año pasado.
Los hechos ocurrieron el lunes 19 de mayo en el Senado de la República, cuando el abogado, procedente de Nuevo León, leyó el documento, mismo que fue dado a conocer por el propio Noroña el 15 de octubre del año pasado.
Noroña denunció que fue atacado por Carlos Velázquez en la sala de American Express, quien profirió insultos como este: “mandaron al país a la mierda”, en referencia a Morena y la 4T. La respuesta del senador fue “sé feliz”. El funcionario le dijo que iba a grabar, a lo que el abogado respondió con un manotazo, además de que le quitó su teléfono para posteriormente aventarlo y seguirlo insultando.
Gerardo Fernández Noroña pidió que no lo tocara y le devolviera su teléfono mientras Velázquez de León lo seguía empujando.
El caballero Noroña
Así se inició un proceso en contra del abogado por la “terrible” agresión al senador Noroña, razón por la que se disculpó públicamente con la finalidad de conciliar con el presidente del Senado. O bien, prisión preventiva oficiosa. Pequeño problema, Noroña utilizó toda la fuerza del estado en contra de un ciudadano que efectivamente lo increpó y aún más, Noroña usó las instalaciones del Senado para esta ceremonia ignominiosa.
Silva Herzog Márquez ha recordado con buen tino histórico las acusaciones de la dictadura cubana, en especial el caso Padilla, en las cuales el acusado aparece en público y se declara culpable de todo lo que a usted le dé la gana pensar. El Estado contra un individuo, así como usted lo lee.
No todos lo recuerdan, pero Noroña hizo su carrera política, o como se llame, insultando, agrediendo, increpando, agraviando, se tiraba al piso con todo y su traje para detener al Presidente, vociferaba, bueno eso todavía lo hace. Y ahora que un ciudadano trata de quitarle el celular, el senador le arrima el caballo del Estado. Qué cobarde y qué bochorno, dice Gilga.
Me declaro culpable
La lectura de la disculpa pública hacia Noroña provocó críticas en redes sociales, ya que algunos lo consideraron como una humillación hacia un ciudadano, tal fue el caso de la senadora panista Lilly Téllez, quien lo llamó “ridículo”.
Todo comenzó con la periodista Leti Robles Rosa, quien compartió el video del evento en el Senado y dijo que Noroña “obligó” al abogado a leer el documento, algo que calificó como un hecho inédito.
Noroña le respondió y le pidió que hiciera bien su trabajo y le recordó que fue atacado, no increpado, a lo que la periodista le dijo que no trabaja “a contentillo de los políticos”, que no le tiene miedo y que no se va a dejar amedrentar.
Tras su respuesta, otras periodistas como Georgina Olson le pidieron que no hiciera comentarios fuera de lugar hacia su colega, mientras que Solangel Ochoa y Lucy Bravo también dijeron que el abogado únicamente increpó a Noroña.
Más tarde se sumaron otros comunicadores como Joaquín López-Dóriga y el economista Gerardo Esquivel, quienes criticaron el evento en el Senado. A todos ellos, Noroña respondió que fue agredido, más no increpado. Además, dijo que desde el año pasado estaba la propuesta de exigir una disculpa pública. Finalmente, llamó hipócritas a los periodistas que criticaron los hechos en el Senado y dijo que preferían que se normalizara la violencia en su contra.
“Eso sí, si tú le señalas una mentira a ciertos periodistas, se tiran al piso y se dicen agredidos, censurados o amenazados. Pero que te agredan físicamente les parece lo más natural del mundo y tú te debes aguantar. Pandilla de hipócritas”. ¡Pandilla! Otro pequeño problema, Noroña es el presidente del Senado quien muy probablemente le pidió a alguien en la Fiscalía General que le aventara la lámina al temible “agresor”. Noroña sigue siendo un clásico de Gamés: mentiroso, abusador y cobarde, el sello de la casa, antes del PT, ahora de Morena. Ups, si vienen lo abogados no estamos para nadie.
Todo es muy raro, caracho, como diría Malesherbes: “Cuando los abusos son acogidos por la sumisión, no tarda en convertirlos en leyes la potencia usurpadora”.
Gil s’en va