Xóchitl Gálvez inició su campaña en la ciudad más violenta de México, Fresnillo, Zacatecas, a las 12 de la noche, la hora del miedo, cuando la ciudad, capturada por el crimen, es sólo un espacio de casas tapiadas y calles fantasmales.
En la ciudad del crimen y a la hora del miedo, se presentó Xóchitl Gálvez a decirles a los habitantes de Fresnillo, y del país, que no tiene miedo y combatirá de frente a la violencia y al crimen, el mayor y más desenfrenado problema de México.
Una caravana de valientes salió con Xóchitl a las calles de Fresnillo, madres buscadoras, mineros, ciudadanos que vieron oportunidad, no muchos. No muchos, pero multitudinarios en el lugar y la hora, suficientes para señalar la profunda opresión que la violencia y el crimen han sembrado en México, ante la indiferencia del gobierno.
El lugar, la hora y la presencia de la candidata fueron el mensaje, el mensaje de valor y decisión que hay en la candidata.
Con eso en el ánimo, con la decisión de enfrentar al crimen y proteger a los ciudadanos, lo que prometió ahí Xóchitl Gálvez en Fresnillo se antoja viable y suficiente:
Se acabarán los abrazos para los criminales, se les aplicará la ley.
El Ejército se concentrará en la seguridad nacional: los civiles tendrán lo que corresponde a los civiles y los militares lo que corresponde a los militares.
Se duplicará la Guardia Nacional, bajo mando civil, y esta guardia tendrá presencia permanente en las ciudades más violentas.
Habrá tecnología seria contra el crimen.
Sueldos suficientes a policías para que sus familias puedan ser de clase media.
Una nueva prisión de alta seguridad. Una agencia binacional aduanal para controlar el paso de armas.
Prioridad a la busca de personas desaparecidas y a la atención de víctimas.
Cero tolerancia a la extorsión y al derecho de piso.
El mitin de Fresnillo contra el miedo fue un momento extraordinario, un acto de valentía y un tiro al corazón del miedo del gobierno y de su omisión cómplice de estos años frente a la violencia y la inseguridad.
Un freno en Fresnillo.