Hace 45 días comenzó a gestarse un milagro en Ciudad de México, uno de esos que desafían nuestra racionalidad pero que a fuerza de la estadística no queda más remedio que creerlo, es decir, se operó un milagro aritmético.
Resulta que en 30 días el nuevo programa diseñado por la Secretaría de Movilidad para combatir la impunidad vial que reina en las calles y educar a los capitalinos en el respeto al nuevo reglamento es todo un éxito, nos educó de forma exprés.
¿Por qué es un milagro? Porque hace un año, el promedio mensual de infracciones cometidas en Ciudad de México rondaba las 427 mil al mes, es decir, 13 veces más que las 33 mil generadas en el primer mes del Sistema de Fotocívicas.
Las calles y avenidas de la ciudad ahora son —o deberían serlo aunque la realidad es a veces un poco terca— un modelo de orden vial que envidiarían en cualquier parte del mundo.
Los muertos en ese mismo periodo por hechos viales deben ser una anomalía.
Si usted experimenta algún tipo de violencia vial —invasión de paso cebra, un conductor distraído en el celular que casi lo atropella, un motociclista que da vuelta prohibida a la derecha, un policía de tránsito que prioriza a los automóviles y no a los peatones (“dando vialidad”, dicen), una patrulla o camión oficial pasándose el alto, etcétera— es probable que el error sea de usted, pues las cifras no mienten. En el último mes, sólo 16 conductores de vehículos incurrieron al día en esas violaciones llamadas ahora “fotoconductas”.
El primer informe de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que abarca un mes de operación indica que ¡solo seis personas! perdieron seis o más puntos y se hicieron acreedores a dos horas de trabajo en favor de la comunidad por manejar con exceso de velocidad. Eso sí, otras 460 tendrán que hacer su curso en línea básico e intermedio y otros 32 mil perdieron entre 1 y 3 puntos.
¿Cómo explicar el descenso drástico en las infracciones al Reglamento de Tránsito, en la misma ciudad y con la misma gente? Solo queda pensar que el nuevo sistema funciona. Ahora los conductores le tenemos más temor a perder puntos y a tener que pasar por cursos en línea y trabajos comunitarios. Es un milagro de San Andrés.
Claro que otra explicación posible es que el gobierno de Miguel Ángel Mancera solo buscó imponer fotomultas a diestra y siniestra, afectando la economía de los capitalinos y con propósitos recaudatorios.
Si por aquí anda algún lector desconfiado de las cifras que presenta el secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta, podemos sugerirle a esa secretaría que ponga en línea un reporte diario de las fotocívicas aplicadas y asunto resuelto. Esa parece una tarea para José Merino y su Agencia de Innovación Digital, seguro no tendrá problema en hacerlo.
Ni pensar en que las cifras sean incorrectas, pues eso se reflejaría en los muertos y en los acccidentes que dejan heridos con discapacidades permanentes a miles de jóvenes y niños cada año, en una verdadera epidemia vial que pasa inadvertida.
Ni pensarlo, por el bien de todos, mejor creer en el milagro.
hector.zamarron@milenio.com
Twitter: @hzamarron