La máscara de Villaurrutia en la Condesa

Ciudad de México /

En esta casona de la colonia Condesa está el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, donde se preserva una máscara mortuoria del poeta, crítico, ensayista, dramaturgo y traductor mexicano, quien falleciera en 1950. En el exterior del inmueble hay una exposición fotográfica con imágenes del prolífico autor, nacido en la capital del país en 1903 y cuyo nombre lleva un premio de escritores para escritores, establecido cinco años después de su muerte, por iniciativa de Francisco Zendejas, escritor y crítico literario.

En una de las salas hay material gráfico que pertenece al acervo del Fondo Xavier Villaurrutia, adquirido en el año 2010 por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, INBAL; contiene archivos personales, programas hechos a mano, documentación de las obras de teatro, manuscritos e invitaciones. Hay fotografías históricas y dibujos con las figuras del autor, quien aparece, entre otras, en una que data de 1925, donde está acompañado de José Gorostiza, entre otros personajes, de quien celebran la publicación Canciones para cantar en las barcas.

En otra foto aparece —durante una comida en honor a Enrique Diez-Canedo, 1932— con Samuel Ramos, Roberto Montenegro, Julio Torri, Salvador Novo, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, Francisco Monterde, José Gorostiza y Carlos Pellicer.

El periodo de la documentación, de acuerdo a un texto oficial, abarca las décadas de 1920 a 1950, “y se amplía con algunas imágenes relativas que lleva el nombre del escritor”.

Otro dibujo con la imagen de Villaurrutia, donde se le ve pensativo, fue realizado por Roberto Montenegro, en 1927, y aparece en un documento titulado Autobiografía en tercera persona, del que entresacamos las primeras dos líneas del último párrafo: “Si ayer amaba el rigor, el orden y la calma, ahora prefiere el abandono, la sensualidad, la libertad”.

La casona, con domicilio en avenida Nuevo León número 91, colonia Condesa, Ciudad de México, fue construida por el ingeniero Eduardo Fuhrken Meneses; es de un estilo colonial-californiano.

El inmueble “perteneció al ingeniero Raúl de la Peña y de la Fuente, quien la compró para su esposa, Margarita Amieva Quintanilla —según el texto— gracias al estudio y descubrimiento de la veta de plata más grande y productiva que se dio en 1942 en Parral, Chihuahua”.

Desde 2006, con el nombre de Centro de Lectura Condesa, esta residencia pasó a ser un recinto “cuyos propósitos son difundir la obra de escritores mexicanos y promover la creación literaria con actividades dirigidas a niños, jóvenes y adultos”.

Cuatro años después, el 9 de octubre de 2010, se convirtió en Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, “con el objetivo de formar creadores literarios, a través de diplomados, seminarios, cursos y talleres de poesía, narrativa y dramaturgia, así como cátedras y encuentros especializados en la instrucción y desarrollo del quehacer literario y fomento a la lectura”.

Y justamente hay una Sala de Lectura con ocho mil 200 ejemplares especializados en literatura mexicana contemporánea; además, acaban de crear una sección de escritoras del boom latinoamericano.

Este Centro de Creación Literaria “responde a la necesidad de una oferta de actividades literarias relevantes y atractivas para el público tanto de la Ciudad de México en modo presencial desde sus instalaciones, como de los estados de la República, a través de su plataforma virtual”, agrega Dulce Chiang, escritora y gestora cultural, quien está al frente de este Centro.

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Y una de las recientes presentaciones fue de José Luis Martínez M., con Poetas en su laberinto, en referencia al suplemento cultural de milenio diario. Estuvieron Mercedes Luna, Kyra Galván y Verónica Murguía, quien prestó su voz a la poesía de David Huerta.

El moderador fue el poeta y ensayista Armando González Torres, quien disertó sobre la obra poética de Kyra Galván:

“Es pionera en dos aspectos: por un lado, el enfoque de género y la reivindicación del placer femenino y, por el otro, la mezcla de un oficio poético muy depurado con el lenguaje coloquial. Estas características le han permitido mantener novedad y frescura en su magnífica poesía”.

De Mercedes Luna Fuentes, quien viajó desde Coahuila, González Torres comentó: “Es una poeta que combina una visión crítica del amor y las relaciones personales, a la manera de autoras como Sylvia Plath, pero también esgrime una sonrisa de agradecimiento a la vida. Esto le da a su poesía un peculiar equilibrio artístico y vital.

Y de Verónica Murguía, “ella misma dueña de una exquisita prosa poética, como lo demuestra su novela El cuarto jinete”, dijo de la poeta cuando leyó poemas de David Huerta, sobre quien expuso González Torres:

“Fue un precoz maestro de la lengua, que es autor de un indiscutible clásico de nuestro tiempo, como es Incurable; lo más notorio es que, aún después de haber escrito esa referencia indispensable, Huerta siguió explorando nuevas vetas y planteándose nuevos retos, lo que lo hace todavía más admirable y ejemplar como artista”.

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Al fondo de la sala donde resguardan fotos, documentos y la máscara mortuoria de Xavier Villaurrutia, también está un dibujo delineado por Juan Soriano, fechado en 2005, un año antes de que muriera este dibujante, pintor y escultor jalisciense.

“El centro tiene varios ejes de acción en relación de la literatura de nuestro país”, agrega Dulce Chiang, quien se refiere a la sala principal, “donde realizamos todo tipo de evento para difusión e impulso de la literatura, como pueden ser conversatorios, ciclos, mesas de discusión, festivales”.

También tiene el Mercadito literario, con el que impulsan a las editoriales independientes. “Es decir, toda una oferta para los libros, para las autoras, autores, para los libros, para la literatura”, subraya la poeta Dulce Chiang.

—Y se imparten talleres y cursos.

—Sí, y tenemos un diplomado de mucha tradición. Vamos en la vigésima edición. Va de finales de febrero a finales de octubre; cuenta con tres módulos, doce materias de creación literaria. Los maestros de este diplomado son seleccionados de acuerdo a la filosofía literaria que impera, digamos, en la contemporaneidad de nuestra literatura.

—Y más…

—Sí, porque resulta muy importante formativamente. Los alumnos y alumnas, cuando terminan, muchos de ellos ganan premios y becas en algunas otras instituciones, de lo que nos sentimos muy orgullosos, y por ellos aplican aproximadamente de 200 a 300 personas al año; pasan por un proceso de selección y quedan seleccionados 30 por cada grupo.

—Y la sala de lectura, muy apacible.

—Si vienen a leer en nuestros espacios, además de que están muy iluminados, se respira una tranquilidad literaria muy padre.

Y nos despedimos de esta casona, uno de los principales escenarios de creación literaria, conversatorios y presentaciones de libros, entre otras actividades, donde participan creadores de diferentes partes del país, como un homenaje al fecundo autor Xavier Villaurrutia, cuyas lecturas infantiles fueron, por mencionar cuatro, las obras de Jules Verne, Salgari, Dumas y Salgari, entre otros.


  • Humberto Ríos Navarrete
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