Mariposas y divas contra la discriminación

México /

La intención es divertirse, borrar estereotipos y enviar un mensaje a la propia  sociedad que discrimina, como lo han sentido en carne viva; son mujeres transexuales que juegan futbol con heterosexuales. Entre ellos está el conjunto Mariposas, integrado por 15 chicas, una de las cuales, Ashly, de 23 años, tenía clara su inclinación por el deporte desde que era niña.

El deportivo Machado está en el municipio de Naucalpan, Estado de México, una zona a la que se llega entre desiguales subidas y bajadas, desde cuya cresta, donde está la cancha, pueden observarse cerros y laderas de las que parecen desgajarse viviendas, muchas de estas sin servicios primarios, y calles retorcidas que por momentos parecen caminos de terracería.

Nuestro guía, el colega y amigo Julio Cuitláhuac, dice que esta franja pertenece a La Mancha II, una colonia que forma un conjunto de tres, numeradas y con el mismo nombre. Desde la punta es posible observar una marcada diferencia del extenso territorio partido por una avenida que serpentea entre edificaciones de acero y cristal.           

Las Manchas, como se les conoce, están en los límites de Naucalpan y Huixquilucan, municipios divididos por una extensa barda que separa la zona residencial con jardines y céspedes donde hay un club de golf, edificios de corporativos y, más acá, describe Julio, “laderas con casas y callejuelas empinadas que desafían la gravedad del cerro”.

Y es aquí mismo, en la parte más alta de La Mancha II, donde está “el deportivo”, que en realidad es una cancha de futbol rápido en la que juegan los equipos de trans Mariposas y Divas.

A Mariposas pertenece Ashly Hernández Avendaño, quien explica que hace cuatro años le surgió la idea de formar una liga de futbol.

“Es por mi amor al deporte”, dice Ashly. “Tengo una amiga, Dayana Fontana, que inició jugando en las canchas de barrio; era discriminada, pero nos unimos muchas chicas trans y ahí iniciamos. Esta es la primera liga en la que nos dejaron jugar”.

—¿Y qué posición juegas?

—Soy delantera.

—¿Y qué tal?

—Buenísima.

Las pruebas están a la vista.

La capitana del equipo Mariposas, Dayana Fontana, tiene bien definido el principal rival al que se enfrentan: la discriminación.

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Aquí hasta la mejor aplicación trastabilla y ocasiona que el conductor haga patinar las llantas del auto mientras intenta avanzar sobre una empinada callejuela, solo para que al final del camino tope con un muro.

Por fin aparece la cancha.

Es donde los domingos, a partir de las dos de la tarde, juegan trans, ya sea del equipo Mariposas, en el que también participan mujeres, y Divas, integrado por trans y a veces hombres.

Aquí no hay rivalidad.

Es un espacio libre de discriminación, donde los espectadores  pueden ver el partido desde varios ángulos, gracias a la orografía,  y comprar refrescos y alimentos en los puestos ambulantes que se instalan cada domingo.

El colectivo Alas del Destino, al que pertenecen 20 equipos, nació hace ocho años con el objeto de promover los derechos de la comunidad LGBT y un lema: “Igualdad e inclusión social”.

Quien menciona los orígenes es José Juan Castillejos, presidente de Alas del Destino, Igualdad con Compromiso Social y Aliados LGBT.

“Es igualdad precisamente el término porque juegan igual, juega la comunidad trans y la comunidad aliados, o sea, los héteros”, explica.

—Ustedes le llaman aliados...

—Sí, a los heterosexuales.

—¿Qué significa llevar a cabo esos partidos?

—Sobre todo el contenido de socializar, de vernos por igual, saber que un juego une y separa al estereotipo. Han visto que la práctica de este deporte no solo rompe paradigmas, sino que forman equipos en los que intercalan trans con mujeres para equilibrar la fuerza durante los encuentros.

Los espectadores forman bulla e inyectan ánimo.

“Sí hay una buena convivencia, porque ven a las chicas trans, ven a la comunidad gay y a la gente aliada, jugando a la par. Entonces la gente se divierte de manera sana y amena”, remata Castillejos.

***

Es común ver que durante las justas deportivas se enfrenten equipos de trans Mariposas contra mujeres policías de Naucalpan y Gay Boys contra elementos de seguridad pública del municipio.

Y es en esta comarca, aunque en la parte baja, donde tiene su estética Virys Nice Colushy, de 48 años, quien nació en Vallejo, Ciudad de México, y llegó a Loma Linda, Naucalpan, a los cinco de edad.

Nada más estudió secundaria. Un día le comentó a su mamá que ya no quería seguir sus estudios y se independizó. Desde la adolescencia ya se había dado cuenta de su preferencia sexual.

Primero quiso ser diseñadora de moda, pero no se pudo, pues su papa se enfermó y entonces se dedicó a diseñar ropa en una empresa.

Después, cuando tenía 33 años, se independizó y estudió dos meses de “estilista”, trabajó un tiempo con unos amigos y con la experiencia adquirida puso su propio negocio. 

Relata que en broma le decían “virus”, por lo que de allí surgió el nombre de Viridiana y a partir de los 24 años decidió llamarse, lo mismo que su estética, Viri Nice. Así conoció las fiestas de barrio en las que se jugaba futbol con ambiente gay.

Y comenzó a participar en el Comité Alas del Destino, cuyo dirigente, José Juan Castillejo, la invitó a participar en los partidos de feria y torneos relámpago que se organizaban en las fiestas patronales de Naucalpan.

La intención, comenta Virys Nice, es “mostrar a la sociedad y la comunidad LGBT que se pueden apoyar e integrar lejos de envidias; no se trata de que sean trans, gay boy, se trata de que todos sean unidos”.

También participa en apoyos comunitarios, como entregar juguetes y dulces el Día de Reyes, entre otras, por lo que cierra su negocio. Lo mismo hace cuando juega futbol, comenta quien de chico creció en un ambiente violento en el que las bandas defendían su territorio.

“Todos venimos a este mundo a vivir y es maravilloso; por eso vamos a quitar el odio que no debe tener cabida”, dice Virys Nice mientras da los últimos toques al cabello de una amiga.  

Y desde un lugar de La Mancha, sin importar el ascenso y descenso de sinuosas colinas, trans y heteros, como dicen, juegan futbol, como una forma de inclusión y hacer añicos los estereotipos. 

  • Humberto Ríos Navarrete
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