Samo y su mundo de la gráfica

Ciudad de México /

Está en la calle de Perú, a unos pasos de la mítica Arena Coliseo, Ciudad de México, pero pocos saben a lo que se dedican en este discreto lugar, pues no tiene porqué saberlo todo el mundo, aunque su producto puede adquirirlo cualquiera, sobre todo quienes sienten aprecio por el arte.

Entras a una antigua vecindad y dices con quien vas. Entonces una señora, sentada casi al final de un pasillo de la planta baja, te mira a los ojos, casi te barre; enseguida mete una llave por la cerradura y con lentitud le da vueltas, hasta abrir la maciza puerta metálica.

A primera vista lo que descubres son algunos dibujos en las paredes; al fondo, un estudio de tatuajes. Luego, subes unas escaleras de metal, casi pegadas a una pared, que te conduce a la azotea; de ahí, a la izquierda y luego a la derecha, está Taller de Gráfica Venado.

En el interior del también llamado Estudio Venado se comprueba que para la producción de arte no se necesitan grandes instalaciones.

Aquí se llega por referencia de amigos cuyo oficio entrelaza a una comunidad que es cada vez más grande en Ciudad de México, sobre todo en su primer cuadro, una zona que, sin embargo, cada día parece inaccesible por tantas mamparas metálicas que bordean sus calles y obligan a caminar más y dar una infinidad de vueltas a peatones, paseantes y consumidores.

Pero todo eso queda atrás.

En Taller Gráfica Venado, también llamado así, ubicado a unos pasos de la mítica Arena Coliseo, siguen las bases de una tradición popular con acento propio y una amplitud de técnicas.

Aquí siguen las bases de una tradición con una diversidad de técnicas. Son parte de un movimiento que se extiende en varias partes del país, pues su actividad cada vez es más cotizada y su producto más al alcance de las clases sociales que aprecian las artes gráficas.

—¿En dónde estamos?

La pregunta es para un hombre de sonrisa tímida; tiene aspecto de luchador de judo, se le comenta, mientras responde en voz baja. Su nombre es Samuel Chávez Mazatl, Samo, artista gráfico y visual que ahora mismo estudia una maestría en Artes Visuales en Gráfica en la UNAM.

—Estamos en Taller Gráfica Venado, que se encuentra en el Centro Histórico de Ciudad de México, aquí en República de Perú número 45.

—¿Qué se hace aquí?

—En taller Gráfica Venado nos dedicamos a realizar producciones profesionales de obra gráfica de artistas contemporáneos, artistas emergentes, artistas con trayectoria, artistas consolidados, que vienen aquí para hacer una pieza, una edición, para construirla o editarla.

Los artistas vienen con una propuesta, ya sea con la placa, la pieza, una edición o la impresión de una serie. Son muy amplias las posibilidades del lenguaje gráfico, comenta Samo.

“El artista puede traer su placa de una técnica tradicional, ya sea el agua fuerte, el agua tinta, el azúcar”, explica Samo, “y aquí también resolvemos sus inquietudes de muchas formas; ya sea una técnica alternativa”.

—¿Se han ampliado las técnicas?— se le pregunta al maestro.

—Cada vez hay más posibilidades. Antes era más limitado, porque, bueno, se trabajaba en metal, la madera, el linóleo, se trabajaba el zinc, el cobre; pero ahora, prácticamente, mientras haya una huella, puedes hacer estampa con lo que sea.

Con las hojas de los árboles, ejemplifica, o con las coladeras, incluso, con las mismas huellas, con tu cuerpo, o sea, hay muchas posibilidades de estampar, de hacer registros sobre algún soporte.

En el taller está lo que parece ser la joya de la corona: Una reproductora de arte. Es decir, la prensa calcográfica, también conocida como tórculo, que trabaja en formatos medianos.

—Y aquí vienen los artistas.

—Aquí recibimos a los artistas que tienen la inquietud de trabajar con nosotros algún proyecto, ya sea que los invitemos para hacer una colaboración, que es algo que se da mucho en la gráfica, o que ellos vengan con la intención de que nosotros maquilemos su edición y ellos nos pagan.

—¿Cuál sería la diferencia entre colaboración y maquilar?

—Por ejemplo, yo organizo a fin de año mis proyectos para el siguiente. Consiste en una coedición en el que el artista hace una obra y el taller hace la edición, pone los materiales, hace el trabajo y deja una obra lista para la venta, y entones, ya terminada la edición, el artista se queda con la mitad.

Samo estudió diseño gráfico en la Universidad del Valle de México; después, a la Academia de San Carlos, donde entró al taller del maestro Leo Acosta, con quien estudió litografía. Y fue ahí donde descubrió que la gráfica era el medio por el cual quería hacer su obra.

—Ahí fue donde inició todo.

—Entonces dejé a un lado la pintura y me clavé con las técnicas gráficas, empezando por la litografía, una técnica tradicional, que se hace sobre piedra, literalmente sobre piedra, una piedra calcárea alemana, y después fui descubriendo otras técnicas como el metal, el relieve en linóleo; hasta la fecha, con técnicas más recientes, como es el láser, técnicas ecológicas. Ahora sí que se puede hacer huella prácticamente con todo.

—¿Y por qué Venado?

—Taller Venado se llama así porque a me gusta mucho el elemento venado: es un animal que está presente en la cosmovisión y de manera diferente en las culturas de México.

Y es que Samuel Chávez Mazatl, Samo, quien trabajó de 2008 a 2012 en el Museo Nacional de Antropología, se percató de algo que llamó su atención: en acervo etnográfico tenían 62 colecciones, desde el noroeste hasta el sureste, en las que destacaba una figura.

—¿Qué observaste ahí?

—Ahí me di cuenta que el venado está presente en todos los grupos étnicos como una tradición oral, o en su indumentaria o en algún bordado, en la cerámica, en las fiestas, en las máscaras, de alguna manera el venado está presente y es un elemento común en todo.


  • Humberto Ríos Navarrete
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.