El próximo domingo se celebran elecciones extraordinarias en España, convocadas por el socialista Pedro Sánchez, ante el fracaso que tuvo en su intento por que se aprobaran los presupuestos generales del Estado. La falta de consensos, en gran medida por la postura de los diputados catalanes independentistas que negaron su apoyo si no existía el compromiso de que se realizara un referendo de independencia.
Esta precipitada convocatoria de comicios se da en un contexto donde el Partido Popular atraviesa por una fuerte crisis, realizándose un proceso de refundación que incluye cambios en numerosos órganos directivos y cuadros regionales.
Los debates entre los aspirantes a la Presidencia evidenciaron como los partidos de derecha no logran puntos de coincidencia, y mientras la izquierda de los socialistas del PSOE y de Podemos tienen como único interés común impedir el ascenso de la derecha al Palacio de la Moncloa.
Escenario contradictorio, porque cuando la coyuntura presagia un ánimo social que puede favorecer a la derecha en las urnas, parecería que se ensalza el Partido Popular tomando posturas anticipadas a un triunfo que aún no alcanzan, y que para lograrlo debe aceptar concretar pactos, con una postura más conciliadora, flexible al diálogo y a los acuerdos.
Ante esta situación, vale la pena señalar la importancia de regresar a los valores y principios que dan identidad, para tener mayor proximidad en la interpretación de los retos y perspectivas del país, pero sobre todo, para poder llevar a cabo los trazos y acciones necesarios para una transformación basada en la concepción de las ideas, sin el pragmatismo inmediatista ni los dogmatismos fundamentalistas que llevan a la inmovilidad, pero que se están convirtiendo en un signo dominante de nuestros días nublados, ¿no cree usted?