En compañía

Ciudad de México /


Luis M. Morales

Las crisis económicas han iluminado con una luz más cruda los que, creíamos, habían sido nuestros logros de las últimas décadas. A veces, quizá, nos preguntamos si merece la pena seguir haciendo esfuerzos por salvaguardar este imperfecto tejido de acuerdos y contrapesos de poder que es nuestro sistema social. En realidad, las ideas humanas siempre han seguido, al hilo de los tiempos, trayectorias pendulares entre el miedo que aísla y la búsqueda de colaboración, entre la tentación de encerrarse y la de abrirse a los otros.

El filósofo Spinoza, nacido en Holanda en una familia de emigrantes portugueses, conoció a los veinte años la experiencia de contar únicamente consigo mismo. Perdió a su familia y la comunidad judía de la que formaba parte le excomulgó por sus opiniones. Solo, sin más ayuda que su inteligencia y su habilidad manual, se ganó la vida puliendo lentes. Para no poner en peligro su independencia, rechazó dinero y cargos académicos. Sin embargo, cuando este aparente adalid de la autosuficiencia reflexionó sobre política, argumentó con pasión sobre la necesidad de hacer surgir, frente a la ambición dominadora, el sentido de comunidad. Sin la noción de lo público, escribió, cada cual mira por su utilidad y como todos tienen el mismo deseo de conseguir sus fines, se estorban unos a otros. La sociedad, que nos exige renunciar a la tentación de atacar a los demás o desentendernos de ellos, nos da a cambio la garantía mutua de que no seremos atropellados, sino asistidos. Y gracias a esa seguridad, según Spinoza, somos más libres en sociedad que en soledad.

Irene Vallejo

  • Irene Vallejo
  • Irene Vallejo Moreu es filóloga y escritora española.​ Por su libro El infinito en un junco​ recibió el Premio Nacional de Ensayo 2020 y el Premio Aragón 2021.​ Publica su columna Los Atltas de Pandora.
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