Energía, pasión, orgullo, coraje, emoción y un sinfín de sentimientos encaminados hacia conquistar los objetivos, aparecen entre los migrantes que confían en la virgen de Guadalupe.
Las personas en movilidad se encuentran en una peregrinación continua en busca de mejores condiciones de vida y tomando como estandarte, la imagen de la virgen morena.
Desde Sudamérica, pasando por Centroamérica y en el territorio mexicano, los migrantes superan todos los obstáculos y divisiones en busca de alcanzar sus objetivos. En su lucha, la imagen guadalupana está presente y es un aliciente para no rendirse.
Una realidad en la que se respeten los derechos humanos y mejore la calidad de vida, forman parte de las metas de los migrantes que todos los días luchan ante adversidades como la presencia de grupos criminales.
La fiesta mariana de este 12 de diciembre se traduce en fortaleza y, al mismo tiempo, en el alivio que brinda una madre en medio de un clima de división, de complicaciones y abusos.
En el punto en el que estén de su trayecto hacia Estados Unidos, los migrantes expresan su fervor hacia la virgen que los motiva a seguir luchando por sus objetivos sin importar que se aprecia un panorama complicado.
Este 12 de diciembre, el símbolo de esperanza y reconciliación entre los migrantes que se fueron en busca del sueño americano y las familias que se quedaron en zonas expulsoras, la Carrera de la Antorcha Guadalupana, llegará a la Catedral de San Patricio, en Nueva York.
La antorcha acompañada por la Virgen de Guadalupe, la imagen de San Juan Diego y las banderas de México y de Estados Unidos, seguidas por cientos de personas, completará su recorrido con un mensaje de paz, reconciliación y reencuentro.
Fue el pasado 30 de agosto cuando el contingente mariano partió de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México y tras recorrer diferentes puntos del país, entre ellos, los del estado de Puebla, este viernes se completa la ruta.
Al concluir la Carrera de la Antorcha Guadalupana, la comunidad migrante espera que nunca se apague la luz que simboliza la fe y la dignidad; y se mantenga el llamado y la colaboración de todos los sectores a respetar los derechos humanos.