Justo cuando el horizonte era el más oscuro, cuando no había luz al fondo del túnel y el faro estaba apagado en la tormenta, y lo más previsible era el encontronazo de dos mundos entre el gobierno federal y la Tremenda Corte en duelo de amparos y desamparos, apareció un bellaco para salvar el día. Sí, Gerardo Fernández Noroña logró lo imposible: que la ministra Norma Piña sonriera y se vislumbrara algún acuerdo antes del comienzo de las hostilidades. No recuerdo una reunión entre los liderazgos de la Cuarta Transfomeichon y los del sector opositors, donde solía reinar el ceño fruncido, la mirada desgobernada y el humor negro, en la que se pudiera apreciar tanta afabilidad y buenaondismo.
Y ahí tuvimos al bellaco mayor llevándose de piquete de ombligo con la temible ministra, a la risa y risa y muy avispados. Bueno, hasta el propio Noroñas tuiteó algo que podría vislumbrar la posibilidad de un acuerdo: “Mejora la comunicación con la ministra presidenta Norma Piña” y ellos dos instalados en la liviandad y el coto.
Todo mientras ardía el mundillo de abogados y perjudiciales, buscando la manera de encontrarle la chicanada correcta, la chicanada idónea para pasarse por el arco del triunfo a la Constitución y arrancarle la reforma al Poder Perjudicial. Las mentes más torcidas de los leguleyos ultraderechosos como el Carbo Carbonell y varios más cercanos curiosamente con Claudio XXX González, que son un costal de mañas, atareados con la encomienda de sacar a la Tremenda Corte de la barranca en la que solitititita se metió. Y por el otro lado abogados como Eduardo Andrade que, a pesar de su pasado priista y algunos escándalos, y a pesar de tener que enfrentarse a zombis chumelizados como Carbo, es capaz de explicar de manera didáctica, académica y con el debido conocimiento de las leyes y su espíritu instalado en la Constitución, de que la reforma al Poder Judicial es inapelable, irreductible, indiscutible y que es prácticamente inmune a la kriptonita.
Como quiera que sea, el mensaje del Noroñas es fuerte y claro: se abre un espacio para la negociación con la ministra Piña que andaba muy alegrita. No es para tirar cohetones, pero por las caras de susto que pusieron los PiñaBots, PiñaTrolls y PiñaJéiters, algo bueno podría suceder .
A lo mejor por eso se escuchó de pronto aquello de que era muy factible que la Suprema pudiera dejar desamparado a los millonetas excéntricos y conchudos que se niegan a pagar impuestos.