En el cierre de las campañas electoreras ha sido brillantísimo el papel de la oposición, que no puede estar más en deuda con la Escuela de Frankfurt y los politólogos italianos Norberto Bobbio y Giovanni Sartori por el nivel intelectual que se ha mostrado. No solamente cuando el líder visible de esa noble maravilla que es Va X Méxicou, el whitexicanista de más alto octanaje, Claudio XXX González, le gritó a las 10 personas que logró juntar en el mitin, aquello de “Al carajo con Morena”, sino cuando logra concitar a los miembros de la siempre desinteresada organización Signos Vitales (tiene nombre de grupo ochentero en Siempre en domingo) y sus aliados de la “Eh, la BOA” cuyos melodramáticos desplegados anticuatroté están escritos en algo remotamente parecidos al español.
Una delicia contemplar el nivel del debate opositor donde por su tolerancia, no se sabe a ciencia cierta si los bots y jéiters imitan al PRIANChu o el PRIANChu imita a los bots y jéiters.
Como gran ejemplo está Lilly Ledy Téllez que, en una más de sus intrincadas aventuras ultraderechosas, publicó un tuit que por su estructura argumental parece que lo redactaron Chente Fox y el expresichente Jelipillo: “Preferible la guerra contra el narco de Felipe Calderón que la guerra contra las farmacéuticas de AMLO. Solo ha logrado la enfermedad y muerte de mexicanos inocentes por desabasto de medicinas”. Oiga usted, esto supera cuando alegaba que la vacuna rusa te iba a condenar a un gulag mental y a bailar el katachó antes y después de ir al baño.
Me dicen que la industria farmacéutica, compuesta por puras hermanitas de la caridad, siempre ajenas a las tentaciones del abuso y la rapiña, le va a entregar una botarga de oro del Doctor Simi.
Bueno, seguramente habrá gente malvada que alegará que la señora Téllez parece olvidar que se soltó una pandemia tremebunda y que en todo el mundo hay desabasto de medicamentos, aún en el primermundismo. Y que si Calderón y mi licenciado Peña hubieran hecho los hospitales y laboratorios que prometieron (ella misma debe una ambulancia), en vez dejarlos en el mejor de los casos en obra negra, el desabasto habría sido menos diabólico. Bola de envidiosos; ella es buena, santa y proba, solo arde en deseos de irse a una nueva narcocruzada calderónica contra los infieles, las feministas, xenófoba, anticomunista y antiabortista, a quemar en leña verde a los que no son Provida.
¡Temblad, pecador@s!
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