Los derechairos callaron. Una vez que la presidenta Sheinbaum anunció que había llegado a un acuerdo con Donald Trump en una llamada cordial, toda la oposición guardó silencio. Ellos, que esperaban con ansia de militancia una declaración de guerra y que llegara la sangre al río y no se les cumplió, guardaron un imprudente silencio. Pobrecitos, ya estaban vestidos con los colores del Tío se quedaron todosfrustrados, apagaron el wifi para lamerse como siempre las heridas.
Cuando el sector opositors comenzó a asomar la nariz emprendió su clásica coreografía para apropiarse la narrativa, tratando de restarle importancia al logro de ponerle pausa a las amenazas yanquis en materia arancelaria y obligar a Trump a atender la venta de armas que desde Estados Unidos nutren al crimen organizado. Se concentraron en los elementos de la Guardia Nacional que se enviarían a la frontera para convertirlo en una derrota, pero no les funcionó.
Los paleros de Alazraki con un lenguaje Florido y cuajado de vulgaridades no pudieron ocultar su decepción porque no se desató una nueva guerra de los pasteles en forma de aranceles. En lugar de aprovechar la oportunidad para limpiarse un poco del espíritu antipatriota y reconocer las habilidades políticas de la presidenta, decidieron oootraaaaa veeeezzzz seguir los protocolos de la Loca Academia de Miramones. Digo, no tenían que renunciar a su naturaleza doctrinaria ultraderchosa, pero podían mostrarse empáticos no con un gobierno sino con el sentir de una nación que busca enfrentar con dignidad y unidad los arrebatos del Gran dictador naranja.
Bueno, la Opo está tan mal que abrazaron al presidente Noboa de Ecuador en su ridícula imitación de Donald Dumb al aplicarle a México 27% de aranceles. Por supuesto esto desató más risas que los sketches de Loret y Brozo, la necedad de Chumel Torres en alentar la compra de dólares y la existencia misma del Movimiento Cucaracho.
Una alegría efímera.
O sea, los ultraconservas en almíbar como Krauze, en lugar de alentar el entreguismo a Estados Unidos pudieron apoyar las protestas de quienes construyeron las protestas de #UnDíaSinMigrantes, ahora que son perseguidos por los MAGA, la facha fanaticada trumpista, además de las compañías y marcas que se pusieron del lado kuklusklanesco de la historia.
Mientras quedaban chorreando su espíritu apátrida, los derechairos se pusieron a cantar al unísono aquello de “Para nada ligera, la maldita mañanera, me hace daño solo a mí”.