Querido Marty McFly:
Me dio mucho gusto conocerte en persona, justo cuando por un desvío inesperado en la teoría de cuerdas y la toma de una ruta equivocada en la espiral del tiempo, y casi por decreto presidencial, aterrizaste en tu DeLorean en las cercanías de Iztapalapa, ese pueblo mágico donde vive Juanito y, para Día de Muertos, grupos nada relacionados con el crimen organizado andan colgando cuerpos vestidos de momias para ponerse ad hoc con el Jalogüin por venir.
Marty, lamento profundamente que el futuro ya no sea lo que era y que, a pesar de tus esperanzas, todavía el Cruz Azul no sea campeón y que para tu casi cardiaca sorpresa, Donald Trump sea candidato a la presidencia. Algo que tiene hasta con los pelos de punta a los 645 mil regios que por el apagón paradójico creen que el Chapo Guzmán se escapó en una de esas patinetas voladoras que, según para estas fechas, deberían de estar de moda.
Pero el doc Emmet Brown ya te había advertido sobre los peligros de regresar al futuro. Por eso lamento profundamente que hayas aparecido por esta tu casa justo cuando el gobierno gringo le recorta 5 mdd a la Iniciativa Mérida solo por la situación de los derechos humanos en México. O sea, Marty, no puede ser; el gobierno es tan humanitario que pronto va a dejar salir del tambo a los Abarca de la parca y mantiene un promedio de bateo de 98 por ciento de impunidad. Bueno, las cosas se hacen tan bien acá que don Aurelio Nuño, mientras anda como Biff Tannen, tu buleador de Sevilla, nombra subsecretario de Educación al señor Jara, cuyo paso por el gobierno de Michoacán fue tan espléndido como el del Chepo en las Chivas.
Lo bueno, mi querido Marty, es que tu DeLorean puede alimentar sus motores en el basurero de Cocula, tan lleno de verdad histórica.
Te digo lo mismo lo que un día le dijiste a aquella multitud que te vio tocando rock and roll: a lo mejor no estás preparado para esto, Marty, pero a tus hijos les va a encantar.
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