Nomamenaces, diría un tal José Alfredo

Ciudad de México /

Una de las formas más sencillas de ganarte la burla y el denuesto en lo político, y prácticamente en cualquier aspecto de la vida, es amenazar a tus contrarios. Uno de los elementos que más hemos visto en el comportamiento del sector opositors, además de gritos y sombrerazos, melodrama ranchero y de falta absoluta de propuestas, han sido sus amenazas como de bandas de gavilleros y usureros. Todo al ritmo de “Cuando está dictadura termine no se la van a acabar”. Ya lo único que les falta es la narcomanta.

Y todo por no adherirte al espectáculo decadente del calderonismo, no aplaudirle sus arrebatos a Lilly Téllez convertida en la niña de El Aro, y no declararte admirador de la apoplejía intelectual de la señora Rabadán, y por no saludar los delirios enanoburgueses de Claudio 3X González. Me dicen que Carlos Tercero quiere tomar un curso con Claudito para aprender a latiguear más y mejor a los lacayos. Acá lo malo es que las amenazas de la banda ultraderechosa dan más hueva que agobio y más sueño que ver a Dante Delgado jetón en el Senado.

Recuerdo perfectamente que este proceso comenzó cuando los vaticinios sobre los apocalipshits que se iban a desatar en México no se cumplieron (parece que ahí los asesoró la dentista Hardbar Ximénez, que según ella a estas alturas del partido ya todos estaríamos petateados por el covid) y zavalistas como Mariana Gómez del Campo, con no poca rabia (ahí tengo guardado ese tuit para cuando se ofrezca) comenzaron a repartir amenazas en el Twitter de pésimo y reguetonero gusto. Ya luego se unieron al linchamiento todos los nostálgicos del prianismo, incluyendo al expresichente Fox que anda como matraquero e intelectuales de la talla de Krauze, o políticos tan poco ambiciosos como Porfifirio Muñoz Lerdo y personajes muy menores pero muy escandalositos que trabajan de lado opositor desde la rabia, la histeria, la precipitación y el rencor social y la autocomplacencia.

El tipo admirable de lindas personitas que pusieron a San Antonio de cabeza para resucitar el romance entre Alito Moreno y Markitititito Cortés que es más tóxico que las canciones de Paquita la del Barrio y las de PRImpinela juntos.

No hay mejor manera de demostrar tu espíritu democrático que soñar con un golpe de Estado para cumplir advertencias y amenazas que son como las del creador de libelos seudohistóricos Pancho Martín Moreno, y los paleros de Alazraki.

Nomamenacen diría un tal José Alfredo.

Jairo Calixto Albarrán


  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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