El asesinato de Jesús Ociel Baena Saucedo, Le Magistrade, conmueve por la tragedia que representa, indigna por la inmediata resolución de Fiscalía de Aguascalientes (primero revictimiza y en vez de averiguar quiere dar carpetazo), y escandaliza por la estrujante manifestación de odio que ha expresado la parte más patibularia, retardataria, atroz y primitiva de la sociedad.
La Fiscalía parece tener mucha prisa por cerrar el caso y darle de comer a la prensa amarilla, pero lo único que ha conseguido es avivar el sospechosismo. El trabajo detectivesco tendría que ser necesariamente minucioso para no dejar ninguna duda, tomarse el tiempo necesario y no salir a declarar para calmar a los medios amarillistas a los que, para colmo, se les filtraron imágenes del crimen. Curioso que salieran con esta tan dudosa, aún bajo el contexto de otras fiscalías, como la de Morelos, que cerraron casos criminales con celeridad, buscando afanosamente ocultar feminicidios.
Y como si esto no fuera suficiente, aparecen personajes del tipo Chumel Torres a encabezar una manada de comentarios vulgares, homofóbicos, transfóbicos, machistas, desprovistos de humanidad y empatía, señalando prácticamente que Ociel se merecía ser asesinado solo por ser como era: no binario, defensor de las causas LGBTTTQ+, y que usaba una vestimenta que escandalizaba al machismo más ramplón y bestial.
La serie de comentarios que se desprenden de ahí, hacen ver a la Rabadán, Kinky Téllez y al ChikiliQuadri como progres buenaondita. Una verdadera carnicería emocional, zombificaciones radicales, repelencia al humanismo, patetismos fachos, adicción por la psicopatía de manual del FBI. La violencia verbal que se ha ejercido contra Ociel es de asesinos seriales y basiliscos ponzoñosos.
Vomitivo de cabo a rabo.
Y lo peor es que, mientras desde la izquierda se ofrece pesar, solidaridad y acompañamiento (Claudia y Clara por principio), la derechairiza se hizo pata y miró para el otro lado en el caso de Ociel, seguramente porque su moral decimonónica les impide tocarse el corazón.
Xóchitl Gálvez mandó un triste tuit, y prefirió tratar de explicar su desastre discursivo del domingo alegando de manera infantiloide que casi que AMLO le fue a cortar el cable del teleprompter. Es lo malo de tener “sed de hambre”. Pero pon tú que sí, que el sátrapa macuspánico le bajó el switch; eso no explica que Lady X no haya podido improvisar 5 minutos.
¡Justicia total para Le Magistrade!