Lo mejor de Greta Thunberg no es que haya tomado conciencia del fin del mundo como posibilidad inmediata, no como falsa o cursi metáfora para románticos suicidas, prácticamente a la vuelta de la esquina, a una edad en la que casi nadie sabe qué quiere ser cuando sea grande —y aun los que ya somos grandes, al borde de recibir la tarjeta de Inapam, no sabemos ni qué pedo, sino sus exégetas que uno puede encontrar parecen pequeñas réplicas de Trump que niegan al cambio climático como podría negar las leyes de Newton y hasta las de la oferta y la demanda.
Y es que Greta te mira a los ojos y en nombre de su generación te dice que si nos carga la chingada por esta hecatombe ecológica de la que todos tenemos la culpa, no solo por propiciarla y alentarla sino, peor aún, por obviarla y esconderla, nunca nos van a perdonar. Que quienes en nombre de la avaricia y la estupidez se niegan a enfrentar con tanates el apocalipshit ecológico que amenaza con acabar con el mundo tal y como lo conocemos son unos hijos de su chingada madre que no merecen vivir y que su traición a la humanidad no tendrá parangón histórico.
Según se puede colegir de su discurso no solo de que estamos a dos de que nos cargue el payaso y que de ocurrir esto los crímenes estarán mucho pero mucho más allá al nivel de todos los sátrapas juntos de la historia…
Y mientras el planeta se arroja al precipicio, nosotros preocupados por cosas sin importancia pero cotorras como el duelo de ex presichentes donde Jelipillo Calderón niega por sobre todas las cosas que se haya reunido con Vicente Fox para darle la batuta de un movimiento tendiente a “darle en la madre a la Cuatro T”. Al parecer ni el marido de Margarita quiere relacionarse con el maridito de Martita quien, con un dejo de tristeza, solo se ha limitado a responder con un lacónico “Qué importa si lo niegan, a mí qué más me da”. (Quizá por eso, para que no lo niegue, Lydia Cacho recordó en el Twitter cuando Fox le dio el espaldarazo a Kamel Nacif “como uno de los más grandes empresarios de México”). Ya no se sabe quién desprestigia más a quién, si el michoacano al guanajuatizante guanajuatense o viceversa.
Como quiera que sea, lo más alucinante son las respuestas que Greta recibe en redes sociales donde se le acusa de alarmista, histérica, oportunista como si todos los bots trumpistas del mundo se le hubieran echado encima.
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