Me parece muy mala onda lo que están haciendo con los de Vox y el Ku Klux PAN, solo porque andan extraviados en un siglo que no es el suyo, que les incomoda y que los hace sentir como eunucos en el serrallo. ¿Qué culpa tienen mi Santi Abascal, el Rementiría y el Verástegui (que pasó de galán de chafas culebrones a monaguillo peñista de la liga de la moral y las buenas costumbres) de ser adictos a los atavismos medievales, el conservadurismo pando y al espíritu reaccionario que gusta del golpe de pecho, la doble moral y la falda hasta el huesito, donde reina Montana, su santa laica?
La ultraderecha no tiene la culpa de lo que pasa aquí, son la rentas de la crisis de su poco civilizado Yunque goes to Hollywood. El Yunque, organización secreta del medievalismo en éxtasis (fuera del closet, ya ni tan secreta) que tiene más sucursales que el Waldo’s.
Mala onda que estos grupos y personajes, símbolos de la inclusión y la tolerancia, cuyos fanatismos ni discriminan ni son clasistas, sean sometidos a los impulsos incendiarios de la ola progre e izquierdosa que los quiere quemar en leña verde. Sobre todo me sacaron de onda los señalamientos del KKK que, de plano, se deslindó tanto de Vox y Acción Nacional, pues los ven como grupúsculos recalcitrantes de extrema derecha. No se diga de esos altivos y mamilas intelectuales conservadores —Krauze y una señora Marván, que parece la hada madrastra de Schrek— que están muy indignados porque los blanquiazules le abrieron las puertas a los de Vox, como si abrírselas al PRI fuera mejor. O sea, ni modo que dejaran en la calle a sus hermanitos de sangre.
Bueno, salvo a la incombustible Lilly Ledy Téllez que dice que firmó la Carta de Madrid, pero no porque tenga gustos fascistas, sino para contrarrestar el muy comunista Foro de São Paulo. Pobrecita, como muchos de su estirpe ven comunistas por aquí, comunistas por allá y que, en sus delirios, creen que van a obligarlos a leer todos los tomos de El Capital hasta que les salga una barba bien marxista.
Quizá la solución a este circo de incomprensiones es que Vox y el PAN primero renieguen de Chiflano Aureoles y de Alfacho Alfaro que los desprestigian; y que revelen su verdadero secreto, que va más allá de una urgencia fanaticorreligiosa y de la eterna lucha entre fifís y falsos fifís contra chairos: su interés no es cultivar el concepto hernancortezariano de la “Iberosfera”, sino el de la “Iberdrolosfera”.
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