Cuando estudié periodismo y comunicación en la UNAM, especular estaba vedado. El maestro Granados Chapa fue lo primero que nos dijo y casi nos lo tatuó a sangre y fuego. Y luego de trabajar en periódicos y redacciones de toda clase de medios, esa máxima se confirmaba: especular es de especuleros. La información tiene que ser sometida a la prueba del ácido de los datos confirmados, la investigación y siempre en un estado permanente de sospecha para no dejar pasar ninguna nota de dudosa procedencia. Esto ya pasó de moda, según afirman dos personajes del mainstream informativo, Sergio Sarmiento y Raymundo Riva Palacio, para quienes eso de investigar, confirmar, constatar y corroborar importan poco, pues lo que rifa es la especulación.
Todo se deja en manos de “las fuentes” que sustituyen al proceso informativo. Fuentes que conforman una entidad nebulosa, interesada, volátil y muy tramposa. Los tiempos de los “garganta profunda” se acabaron y se convirtieron en fuentes con chorritos que se hacen grandotes y se hacen chiquitos. Fuentes que deben odiar a Riva Palacio y a Sarmiento, no se diga a Alazraki y los Paleros de Alazraki, pues siempre filtran informaciones falsas como la del supuesto infarto cuádruple con catatonia cuata incluida que padecía AMLO.
Entre lo peorcito están los que se lamentaron que AMLO no se hubiera muerto, que nomás jugaron con sus sentimientos. Igual lo que hizo Monreal con la oposición que se sintió traicionado con lo del nuevo consejero del INAI. Si ya saben que Monry es como Alito, ¿para qué lo invitan?
En los jaloneos en San Lázaro, una vez más la Rabadán demostró que esos gritos furiosos y cara de villana de Disney imitando a Kinky Téllez, ya dan más flojera que miedo. Al rato las veremos, junto con Julen Rementiría, intercambiándose las playeras de “Collado, amigo, la ultraderecha está contigo”, “Peña, bombón, te quiero en mi colchón” e “INAI, hazme un hijo". Y, por supuesto, “El Cártel inmobiliario del PAN no se toca”, pues su líder, Jorge Romero, puede compartir tambo con Christian Von Roehrich.
Pobres amiguis de derechairiza en éxtasis, no se van a dar abasto porque el rector Enrique Graue tiene muy descontenta a la banda por su abulia y valemadrismo, y gastar como Lorenzo Córdova en su tarjeta American Express. No muy lejano del rector de la Ibero, Luis Arriaga, que, por indolente y dispendioso, está siendo cuestionado.
Especular hace daño, da pena y se acaba por llorar.