No cabe duda que en su condición de mujer, María Elena Chapa entendió desde muy temprano que ni el sistema, ni su partido el PRI, ni sus amigos funcionarios varones harían por ella lo que a lo largo de los años es hoy una ley que garantiza la paridad total de género desde las candidaturas mismas.
Y su hoja de vida no miente, ahí están todas las luchas legislativas en las cámaras federales, todos los juicios para sacar adelante lo que toda mujer con carrera en la política deberá conocer, porque ni a ella ni a las legisladoras federales de todos los partidos que votaron esas reformas se les regaló nada, lo arrancaron a golpe de inteligencia y tenacidad.
Lo que hoy se conoce como la Ley Chapa empezó primero con gran oposición masculina a la cuota del 30 por ciento, evolucionó luego a la paridad total cuando las mujeres de todos los partidos entendieron que nadie les daría nada gratis.
La actual Legislatura local que se despide en septiembre, quedará para la historia como la primera con paridad total, lo cual debe tener muy orgullosa a María Elena, porque sí ha sido profeta en su tierra.
Hoy mismo se le agradece que con todo y sus tribulaciones que enfrenta, haya declarado ayer para MILENIO que el machismo y la misoginia en el PAN fueron la causa de una paridad simulada: mezclaron manzanas con guayabas en un mismo costal para taparle el ojo al macho ante la autoridad electoral, que no vio la jugada mañosa, o se volteó al cielo para no ver.
Nadie ignora que la exigencia desde el principio era sustituir a un varón por una mujer en alguno de los cuatro municipios metropolitanos más rentables, pero prefirieron pasar por omisos que por apegados a la ley.
Ya vendrá el contragolpe del colectivo de mujeres que metió al PAN en un escándalo y una persecución contra los candidatos a alcaldes de San Pedro, Santa Catarina, San Nicolás y Guadalupe.
Gracias, María Elena Chapa, porque cuando todos te creían con el interés fuera de foco en temas de paridad, tienes mucho más claro que el árbitro y los tribunales electorales que ambos se prestaron para sacrificar, otra vez, a una mujer en el PAN, en este caso en uno de los municipios en donde no existe como fuerza política: General Terán. Oprobioso. _
Javier Sepúlveda
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