Claudia Sheinbaum, nueva presidenta de la República, en su toma de posesión presidencial, invitó a todos los mexicanos a una reflexión sincera que ayude a descubrir, por qué ahora ganan más los banqueros, industriales, comerciantes, y más de nueve millones de mexicanos salieron de la pobreza, según lo reconoce el Banco Mundial de Desarrollo.
El problema de la pobreza en México ha sido uno de los grandes retos para pastores de Iglesias, para sociólogos que siempre han advertido lo peligroso del descuido de éste renglón social del país.
El discurso inaugural, tocó temas ambientales, de autoritarismo, señalando que quienes sostienen que vamos a un militarismo, están equivocados; señala la necesidad de ampliar las redes ferroviarias, de emplearse más a fondo en políticas públicas de bienestar.
No se admitirá el cultivo del maíz transgénico.
Lo que ya se sabía, promete un gobierno de continuidad, ampliación de políticas públicos.
Algo que ya estaba muy anunciado.
El gran acierto del gobierno anterior y del que comienza es que se impulsan políticas públicas en economía en las que no les va mal ni a los ricos ni a los pobres.
Se muestra que no cabe duda que el país genera bienes para todos y no para unos pocos.
Este hecho llama a una serena reflexión, que no se da cuando la ideología partidista no deja ver logros económicos.
En cuestión cultural e histórica, el discurso oficial tiene estilos de dogmatismo.
Ahí hay huecos que hay que llenar con investigación, reflexión que lleven a asertos más acordes con la justicia y la verdad.
Hay que señalar que ante este fenómeno nuevo de cambio social en economía, la ideología que nubla la mente, justifica posiciones injustas y produce que la reflexión y el análisis se queden atrás, aunque no se dejen a un lado los nuevos beneficios económicos con argumentos que no coinciden con la realidad.
Ser sinceros es un reto moral muy serio.
Habrá que estar muy atentos en observar cómo se desarrollarán los hechos futuros.