A un año del fusilamiento de los defensores del segundo imperio mexicano, en 1868, católicos mexicanos se decidieron a fundar la Sociedad Católica Mexicana.
Se proponían influir en la sociedad mexicana en la que se habían trepado los liberales de aquel tiempo con su propósito de luchar contra la Iglesia Católica, según ellos, por oscurantista, según el modo de pensar de los liberales de la ilustración.
Los mexicanos de aquel tiempo, poco ilustrados pero algunos de ellos orientados por las sectas secretas de la masonería, y otros, por el espíritu de la época, reaccionaria a todo lo eclesiástico.
La Sociedad Católica Mexicana de aquel tiempo, se decidió, por décadas, a una labor casi clandestina, en los campos de la educación escolar, la cultura, la catequesis, las cooperativas, la organización de grupos con carácter comunitario.
Aunque se decidieron a no actuar en partidos políticos, según las normas eclesiales de tiempos del Papa Pío IX, que exigió a los católicos italianos que no actuaran en política partidaria.
Para ese tiempo, el mundo numerosísimo de clérigos del mundo, se vistió de alzacuello, para solidarizarse con un Papa asediado por las políticas liberales, hasta que se minimizaron un poco con los acuerdos que pusieron fin a la históricamente llamada “cuestión romana” en el año 1929.
No obstante, la Iglesia y las Iglesias de muchas partes del mundo, siguieron asediadas por el liberalismo reinante.
La militancia cristiana del pueblo mexicano que vivió en la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, se muestra por la creación de muchas instituciones educativas y de promoción humana.
Nacen nuevas diócesis y cientos de parroquias.
La poesía muy notable: Montes de Oca, obispo de San Luis Potosí, Ramón López Velarde, el jerezano de la “Suave Patria” etc.
Los más de 50 santos a quién ya se les autoriza el culto público en las comunidades cristianas.
También hay que tener en cuenta una catequesis en la que tuvieron participación laicos campesinos y de las ciudades.
Muchas acciones comunitarias cristianas se fueron desarrollando en tiempos de tambores que anuncian agitación, revueltas, guerras.
Supieron vivir la fe en el evangelio en medio del conflicto social, que no rehuyeron sus furias.
En estas situaciones históricas, los católicos se foguearon.
Hoy en día, muchos católicos buscan una religión blandengue, se escapan del compromiso de fe, entienden mal la sugerencia de la jerarquía católica con relación al uso de la televisión en actos piadosos, y como estampida de búfalos, dejan los templos semivacíos.