Hace como 20 años, el entonces presidente Fox, le recomendó a una viejita de Veracruz, que para vivir tranquila, no anduviera leyendo noticias que hablaban mal del Presidente de la República.
A la viejita le cayó mal tal recomendación y se contentó con contestarle, pues yo lo leí.
Pasa el tiempo y este hombre tan demócrata, se pone de moda de nuevo cuando acude a vigilar unas elecciones de otro país, cuando no se preocupó del propio, en años anteriores.
Esto viene a cuento cuando en el hoy que vivimos, la gente de la calle, en lo que sí apoya, es en ya no apoya a los que se dicen dirigentes.
Este desfase social que comentamos, se da también en la Iglesia Católica.
A la que sólo escucha el pueblo en lo que favorece su conveniencia, como aconteció en la pasada pandemia, cuando la jerarquía católica recomendó, que, dadas las circunstancias graves, el inmenso público “viera por televisión la Misa”, y tomó tan en serio la sugerencia que, se vaciaron los templos y hoy la gente comenta que ya vio su Misa, olvidándose de que la realización plena de Sacramento se da en la presencia y participación “plena y activa” en los sacramentos.
En la lista de incredulidades está actualmente la participación política, como lo demuestra el hecho de que gastándose millones y millones de pesos para darle cause distinto a las elecciones federales, salió el tiro por la culata, pues vino una como cruda política, cuando los resultados se dieron al revés de lo pretendido por las clases pudientes. Millones de votos para donde no se deseaba.
¿Lee mucho la gente?
Parece que no, pero experimenta que el dinero del presupuesto nacional, al distribuirse gran parte en el pueblo amolado, los mercados se llenan de clientes, dando por resultado que a mercados y bancos les va bien.
Y ahora a todos les va bien. Pero algunos pocos sufren.
Así como hay un golpe de calor en estos meses, también hay un golpe de realidad que nos habla de que ya el mundo es de otro modo.
Ya pocos leen, pocos ven las noticias en la televisión, pero millones reciben el beneficio del presupuesto nacional, que algunos califican de asistencialista, pero los personeros gubernamentales dicen que se trata de derechos del pueblo, aunque algunos pocos renegones sigan buscando de qué manera pueden aludir impuestos millonarios, cuando buen número de millonarios si pagan sus impuestos, pues ya saben que esto es circular: se pagan impuestos y todos ganan.
La realidad es como es, y no como queremos que sea.