El mes de septiembre es considerado por los mexicanos como mes patrio, lo que tiene una explicación histórica de muchos años atrás.
La historia recuerda que por 1640, se dio una conspiración para liberarse de España y son muchos los eventos similares que se dieron en lo que entonces se llamó los reinos de España en América Latina.
Hay indígenas que participaron como dirigentes, en tal empeño.
Dentro de los muchos hechos históricos importantes en los que se mostró la obcecación de los monarcas españoles, está el hecho de la expulsión de los jesuitas de todos los reinos de América Latina, en 1767, afectando a México, pues tuvieron que abandonar el país, cuatrocientos cuarenta clérigos mexicanos, entre quienes estaban un respetable número de jesuitas que ejercían su apostolado en Parras de la Fuente, Coah.
La obcecación de las autoridades del reino de España fue notable, ya que muchos actos de aquellos tiempos, eran maneras de alimentar con leña el fuego, que década tras década, empeoraban su conducta y se mostraban inmutables.
El Marqués de la Croix, dijo: “En estos reinos todos nacieron para obedecer y callar, y no para discutir las altas razones que el rey guarda en su real pecho”. Así de simple.
Muchos notables pensadores de aquellos tiempos, fueron dando sabias contestaciones a las torpezas reales, entre estos estuvo el notable jesuita Xavier de Clavijero, nacido en Veracruz en 1731, quien editó en 1780 su Historia Antigua de México de muy notable desarrollo científico para poner un tapón en la boca, a los habladores de aquellos tiempo,- Pero la historia como maestra de la vida, no alcanza a ser reconocida por muchos dirigentes sociales, políticos y religiosos, que acumulan derrotas y se expresan como triunfadores.
Sabido es que los cangrejos son unos animales que se caminan para atrás.
Hoy en día, la historia civil y religiosa, la habitan muchos cangrejos, sin mala voluntad.
Mientras tanto, una historia nueva va desarrollando Tienen caminos que marcan con énfasis caminos al encuentro de los pobres.
En contra, hay tormentas de mentiras que muestran el desfase de los que se llamaron dirigentes sociales, tanto civiles como religiosos a los que la gente ya no atiende.
Los deja silbando en la loma, masticando sus mentiras.
Pueden pensar que cuentan mentiras piadosas, que nada es adrede, pero eso no quiere decir que es mejor corregir el error.