¡Mande! ¿Respeto o sumisión?

  • Desde la raíz
  • Jesús Guerrero Valdez

tampico /

Escuché contestar a un adolescente a su madre, en plena calle, cuando ella le exigía su atención: -¡Qué pasó, mamá!- con un rostro harto de fastidio.

Mientras la madre, ni lenta ni perezosa, y sí muy veloz, arremetía con un manotazo que le cruzaba todo el rostro al muchacho:

-¡A mí no me vas a faltar el respeto, chamaco irrespetuoso y mal educado!- tras haber descargado toda su furia de progenitora, y en respuesta a una presunta provocación del hijo. La educación del México del siglo XXI por mucho, continúa igual como lo fue en el XX y a su vez, este ha seguido casi inmutable por cientos de años.

Es aún la base de la educación tradicional, falso símbolo de respeto, que se maquilla y es resultado de la sumisión, misma de todo un pueblo.

La primera vez que reparé en esto fue hace unos 20 años ya -porque para un mexicano, la obediencia, sobre todo dentro de estratos humildes, en la clase media baja o media, es una de tantas reglas no escritas y establecidas dentro y fuera del hogar- fue tras la visita de unos cubanos a nuestro país.

Eran investigadores dentro del ramo agropecuario, y a quienes íbamos a entrevistar; llamaron a mi compañero:

-¡Oye hermano!- a lo que siguió su contestación casi automática. -¡Mande!- con una sonrisa amistosa, y la sorpresa de los visitantes en nuestro país, quienes por un momento, casi le tapan la boca, mientras alarmados, condenaban la acción, sin cambiar el estupor de sus caras. -¡¿Por qué has dicho eso?! Yo no soy ni tu amo o tu señor- señaló, a regañadientes, mientras nosotros también nos mirábamos sorprendidos, por la contundente respuesta.

Esto que parece de lo más normal para nosotros, vuelve a ser tema actual, una historia repetitiva en donde es en casa donde se desarrolla una relación de sumisión, y muchas veces jóvenes, terminan por ser obedientes y nada proactivos para la sociedad, desarrollando descargas de ira, sobre otros individuos. Ricardo Flores Martínez, director del programa prevención del delito, dio a conocer el número de alumnos con baja autoestima y falta de confianza solo en la ciudad de Tampico, asunto que repercute en sus calificaciones y dentro de la deserción escolar (14 por ciento).

No pretendo achacar todas las culpas a esta costumbre que nos parece inofensiva, pero sin duda es importante no confundir respeto, con sumisión; algo que ha hecho mucho daño a nuestro país. _

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