Decálogo para recordar diariamente

Tamaulipas /

-No se lamente de las oportunidades perdidas. Mientras lo hace, quizá esté pasando “el último tren” por el frente de su casa, o tal vez está amaneciendo de nuevo, o acaso, alguien esté timbrando la puerta de su casa.

-No siga castigándose por los errores cometidos. Es como repetir siempre la misma cantaleta... siempre más de lo mismo. De esa manera nunca aprenderá la lección que Dios nos regala cada día, como tampoco aprenderá el arte de conjugar el verbo vivir.

-El pasado... ya pasó. ¡Desahogue en él sus afanes! Viva agradecidamente el presente: Es su tiempo y su tarea. De lo contrario, su futuro puede convertirse en una vana ficción.

-En la adversidad y en la debilidad también haga memoria: Reavive energías que ya sintió, despierte recursos qué ya conoce, desempolve entusiasmos que ya gozó... Saboreará nuevamente la vida.

-No use su pasado como pretexto compensatorio, como arma para ser arrojada contra alguien, como acumulador de resentimientos, que de hacerlo así, terminará por ser más fuerte que usted.

-Antes que dejarse seducir por su pasado, acepte que la nostalgia es una actitud de necios. Lo mejor, lo más interesante, lo nuevo -incluso cuando la soledad parezca cegarlo- es su presente: Acójalo y sáquele provecho.

-Si ya no tiene objetivos, ilusiones y esperanza, aterrizará forzosa y peligrosamente en el pasado. Deje, por tanto, que por algún resquicio de su alma entre un poco de aire que mantenga vivo el rescoldo.

-Mire siempre agradecido a su pasado. No le faltan motivos para ello. Descubrirá que, a pesar de todo, ha valido la pena haber sido escogido para participar en la aventura maravillosa de la vida.

-Viva cada día como una nueva oportunidad. En el pórtico de la Vida que le ha sido prometida, ya pueda decir -con modestia, claro-: Confieso que he vivido y haga la mejor y más completa conjugación del verbo: He vivido, vivo y... viviré.

-Recuerde qué San Agustín dijo: “Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, lo invita a hacer lo que pueda y a pedir lo que no pueda... y le ayuda para que pueda”. Autor anónimo

Amigo lector, si solo se vive una vez... ¡Hágalo plenamente! Usted ¿qué opina?


  • Jorge Reynoso M.
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