La humildad

Tamaulipas /

A lo largo del paso de los siglos, la humildad ha sido una virtud. Hoy en día sigue siendo muy apreciada, nos damos cuenta de ello con algunas personas con las que nos relacionamos en el día a día.

Sin embargo, a muchas de ellas el éxito las hace cambiar y pervertir algunas de las cualidades por las que en su entorno las han reconocido.

Al margen de encontrarse en un momento muy desfavorable o en la cúspide del bienestar ¿cómo son las personas humildes?

Son personas que no buscan el éxito ni la fama, sino la satisfacción y el talento en lo que hacen.

Buscan mejorar la vida de los demás sin vanagloriarse de ello, se centran en el proceso más que en el resultado, mostrándose receptivos a posibles cambios en el camino.

Sus indicaciones no están cargadas de imposición, sino abiertas a las críticas y a la mejora.

Escuchan a todos con interés, sin menospreciar valoraciones según de quienes vengan. Cada una de las opiniones son interesantes para entender algo en concreto o nutrirse de una visión más certera de la realidad de su entorno.

Repelen la exaltación del poder pues, además de no buscarlo, consideran que su recompensa está implícita en un trabajo bien hecho mucho más que en su reconocimiento público. Saludan, conversan y se despiden.

La amabilidad para ellos no es solo cortesía, sino una expresión de buena educación y comunicación con quienes lo rodean. No emiten juicios a la ligera y son empáticos. Consideran que a veces las historias tienen más valor para cambiar el mundo que las mismas normas.

Diariamente hacen pequeños actos que simplifican la vida de los que lo rodean, sin ni siquiera avisar de que lo han hecho.

Su manera de actuar es un fluir natural, sencillo y honesto. Son congruentes con su vida privada y las ideas públicas que expresan. La hipocresía no entra dentro de su código de conducta.

Para ellos no es tan importante llegar al escalón más alto, sino encontrar la manera de mantenerse en una posición en la que desarrollen una actividad digna y útil. Autor anónimo.

Amigo lector: practique la humildad y no tenga miedo a sentirse insignificante. Recuerde que humildad no es simpleza, sino sencillez en la grandeza. Usted ¿qué opina?


  • Jorge Reynoso M.
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