Política radical: impacto binacional

Ciudad de México /

Tucker Carlson, uno de los más famosos comentaristas políticos conservadores estadunidenses que hasta su reciente separación de Fox News dominaba la audiencia televisiva, soltó declaraciones alarmantes y radicales en el análisis político sobre la relación México-Estados Unidos: “México es una amenaza mayor para EU que Rusia”. Y como si no fuera suficiente, preguntó a modo de sugerencia al gobernador republicano de Arkansas “¿Por qué no bombardear México?”

Es un absurdo de gran magnitud que apetece no darle importancia; sin embargo, Carlson cuenta con credibilidad por parte de un sector de derecha radical, además de amistad con el ex presidente Donald Trump y otras figuras conservadoras importantes.

Además, dicha expresión nos da una idea que vislumbra la irracionalidad del ala conservadora rumbo a la sucesión presidencial hacia 2024 en Estados Unidos. Vaticinan que la razón, evidencia y rigor no guiarán las opiniones y propuestas de campaña en el proceso electoral, y que la extrema derecha buscará la exageración para promover el miedo y odio en aras de atraer a la base votante.

El riesgo de llevar propuestas lunáticas de bombardeos a territorio nacional a la conversación pública es que van normalizando la violencia y la intolerancia, buscando posicionar a México como una amenaza de tal magnitud que tenga que tomarse medidas extremas, y desafortunadamente llegan a permear en las opiniones de sectores de ciudadanos estadunidenses.

Por otro lado, solo obstaculizan el debate y la toma de decisiones en políticas públicas a los problemas bilaterales como la inmigración, el narcotráfico y la crisis de opioides en Estado Unidos. Problemas que solo en colaboración se pueden resolver mediante labores de desarrollo regional, combate al tráfico de armas, combate al lavado de dinero e impunidad.

Otro punto negativo de esta narrativa es que permea en tomadores de decisiones, no al punto de creer las exageraciones, pero sí valorar aún más las decisiones de inversión en México. Un ejemplo es Elon Musk, quien comparte material de Carlson en su cuenta de Twitter y otras cuentas consideradas conservadoras, y ahora tenemos la novedad que “desacelerará” la inversión de la planta de Tesla en México sin aclarar de forma creíble sus motivos.

El gobierno de Nuevo León sostiene la continuidad de la inversión y del proyecto, dice que todo lo contrario, que son rumores sin elementos; sin embargo, una desaceleración sin explicaciones convincentes del proyecto aunado al incremento de la percepción negativa de México genera legítimas dudas sobre el eventual negocio.

Paradójicamente dicho sector radical tiene eco en México, como es el caso con el actor Eduardo Verástegui, quien apoyó activamente la campaña de Trump en 2021 y es promotor de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC). Ahora busca ser candidato a la Presidencia de México. Que alcance la candidatura es improbable, pero el riesgo es que su narrativa y propuestas permeen polarizando aún más la opinión pública del país.

Como ciudadanos necesitamos dar la bienvenida a propuestas que resuelvan los problemas que aquejan a la patria, y no darle oportunidad al odio ni a la radicalización de cualquier extremo, pues tienden a ser seductoras por la simplicidad en que plantean resolver los desafíos apelando a nuestras emociones, sabedores que muchos males nacionales calan nuestros sentimientos.


  • José Luis Alonso Fernández
  • Maestro en Políticas Públicas
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