La mañana del 15 de julio pasado, agentes de la Policía Nacional de Kenia rastrearon una transferencia de dinero móvil que se realizó a través del número de teléfono de Josphine Owino, una mujer que estaba reportada como desaparecida.
El rastro digital condujo a la detención de Jumaisi Khalusha, de 33 años, quien después de varias horas de interrogatorio, admitió haber asesinado a 42 mujeres, incluida su esposa. La policía local señala que el individuo fue detenido por la mañana cuando salía de un club al que asistió a presenciar la repetición de la final de la Eurocopa.
Las autoridades informaron que días antes de su detención, Jumaisi Khalusha asesinó a “algunas de sus víctimas”. La ola de homicidios del sospechoso arrancó en 2022 y culminó el 11 de julio de 2024.
El protocolo de interrogación de Khalusha se efectuó en las instalaciones de la Dirección Nacional de Investigaciones Criminales de Kenia. El detenido indicó que vivía a unos cien metros Kware, una cantera abandonada ahora convertida en basurero, donde la policía ya había rescatado algunos cuerpos de mujeres.
En la revisión de la vivienda de Khalusha, la policía encontró varios souvenirs que pertenecieron a las víctimas, entre ellos teléfonos celulares, tarjetas SIM, seis credenciales de identificación de hombres y dos de mujeres.
Así como un par de guantes de goma, 12 bolsas de nailon y un machete, que las autoridades especulan utilizó el hombre para desmembrar a varias de sus presas, entre ellas su esposa, que fue la primera en morir en este periplo.
En los primeros días de julio, en el basurero de Kware, las autoridades comenzaron a rescatar cuerpos mutilados de mujeres de entre 18 y 30 años, mismos que fueron metidos en costales antes de ser arrojados en el vertedero.
En una atmósfera de miedo e indignación, la ciudadanía local maneja varias conjeturas que van desde la presencia de un asesino serial hasta una secta satánica que mutila a sus víctimas en sus rituales.
Nada de eso: se trata simplemente de la actuación de un asesino serial llamado Jumaisi Khalusha, que ha confesado, tranquilo y sin mostrar remordimientos, haber acabado con la vida de 42 mujeres, aunque hasta ahora la policía tiene registrados nueve cuerpos.