En nuestra anterior entrega hablábamos de las posibilidades escasas de la aprobación del T-MEC por el tema laboral que está atravesado; sin embargo, se reabrieron las negociaciones para revisar este punto empujado por los Demócratas para imprimir su sello y, aprovechando el viaje,los estadunidenses se fueron hasta la cocina y de una vez tocaron el sector automotriz para revisar el caso del aluminio y del acero, así como lo concerniente a las patentes en medicamentos. Es decir, esa reapertura en la que México excluyó al sector empresarial en la fase de cierre, fue de hecho una nueva negociación en sectores sensibles que ya se tenían por cerrados en la negociación de la pasada administración y en cuya recta final también participó Jesús Seadeel ahora negociador en jefe por la mal llamada 4T.
Pues bien, parece ser que en el tema de la renegociación del T-MEC y parodiando en sentido inverso a otro ilustre de la 4T, el culto e ilustrado Paco Ignacio Taibo II, español de nacimiento y mexicano por adopción y hoy flamante titular del Fondo de Cultura Económica, los norteamericanos “sea como sea, nos la metieron doblada, camaradas”, y eso encendió los focos rojos en el gobierno mexicano porque parece ser que nadie de los firmantes leyó en detalle lo que se firmó por la urgencia de tener tratado y ver si eso ayuda a esta administración morenista a enderezar el barco que ya hace agua por todos lados, sin crecimiento en la economía, con desconfianza de los inversionistas, la inseguridad creciente, más lo que se acumule. Ahora se trata de enmendar la plana, aunque parece tarde para corregir lo ya acordado a ciegas en el tema de los inspectores laborales para supervisar que México haga bien la tarea a la que se comprometió. ¿Así o más claro?