Tiempos idos y de grata añoranza cuando Santos fue campeón, subcampeón o gran competidor.
Los momentos vividos se extrañan y son la causa de la incomodidad que hoy se palpa.
Imposible olvidar aquellos buenos tiempos que todavía en el 2021, finalista contra Cruz Azul, se tuvieron.
El desgano de hoy proveniente de muchas partes se comprende porque las mieles y regocijos de los años de gloria no se ignoran y están en la mente, corazón, sentimientos, recuerdos y emociones de la afición lagunera.
Sustancialmente, la vida es presente.
De manera prioritaria nos dejamos llevar por lo que recién nos sucede aunque no descartamos lo que antes hemos vivido o tenido.
Somos una mezcla de presente y pasado. Como el futuro está fuera de órbita no podemos considerarlo.
El presente de Santos es triste y agrio, y eso le ocasiona sentimientos encontrados a la afición. Recurrir a sus antiguas hazañas, es válido, pero también obliga a tener que comparar, y darnos cuenta que lo gratificante de antes, en nada se parece a lo de hoy.
Por eso duele y cala que el presente no se parezca en nada a los triunfos y dichas de antes.
Estacionarnos en los campeonatos, éxitos, victorias y dichas que el Club Santos provocó es una cruel provocación que no se supera fácilmente.
¿Quién cambiará la realidad de hoy?
La manera más simple de responder es; cada jugador es el máximo encargado de ello; y lo es.
Pero luego ese encargo sube o baja de nivel para regresar con nuevos bríos, con mejores fortunas emocionales para enderezar la situación.
Cuando Santos fue campeón está en el ánimo de la gente cercana a él pero precisamente eso genera otro tipo de molestia.