Empiezan con Ignacio Ambriz

Laguna /

Iniciar dirigiendo a Santos con dos visitas seguidas es complicado. 

Los bellos conceptos que el nuevo entrenador pueda exponer a sus dirigidos se van a topar literalmente con la capacidad de los jugadores. 

Esto sucede siempre y en cualquier equipo, no hay excepción.

El ímpetu y entusiasmo de Ambriz podrán contagiar para bien pero los encargados de mejorar son los que estén en el campo; el entrenador poco puede hacer. 

Las virtudes individuales no las regala Ambriz y tampoco los movimientos que sean necesarios para obtener lo que se busque.

Las instrucciones son bellas siempre y cuando las condiciones del juego lo vayan permitiendo porque el futbol es bastante impredecible, es lúdico y depende de la genialidad de unos y las limitaciones de otros.

El sentido común de cada jugada no se entrena, se va dando según la inspiración y habilidad de quien trae el balón, del que no lo tiene y de la imposibilidad y resistencia que ofrezca el rival. 

Ahí se detienen las instrucciones del entrenador.

Por ejemplo: el primer gol de Tigres contra Santos fue de nada. 

Se podrá afirmar que la orden dada era presionar, se comprende, Pero en la forma que aconteció fue de no creerse y menos de poder aceptarse.

En tal jugada no existió táctica ni estrategia; tampoco se palpan instrucciones precisas del director técnico. 

Sólo sucedió algo favor de uno y en perjuicio de otro. Inexplicable.

Ambriz se va a topar con las limitaciones de los jugadores. Pumas es la prueba cercana y casi de manera inmediata, su “querido” Toluca.

  • Juan Gómez Junco
  • gjunco.juan@gmail.com
  • Columnista desde 1988 en La Opinión...(hoy La Afición). Egresado del Tec de Monterrey en 1974, Licenciado en Administración de Empresas.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.